Hoy de camino a mi casa perdí uno de mis aretes favoritos y me eché a llorar. Busqué en todo el autobús y nunca más lo volví a ver, nunca lo encontré. ¿Que voy hacer ahora sin uno de mis aretes favoritos? No puedo ir por la calle sin uno, los aretes son plurales, no singulares. Los aretes son armonía, unión. Yo, sin uno, me desequilibro.
La compañía de esos aretes, que tenían forma de medusas, provocaban algo en mi. Elevaban mi confianza, me hacían sentir bella, brillaban en mi piel, sus colores resaltaban y encajaban bastante bien en mi forma natural. El "amor" que les tenía era tal que, incluso, prefería mantenerlos guardados. Guardados en un tesoro. No los prestaba. Solo los vestía en ocasiones espaciales. Todo con delicadeza, cada toque con cautela, cada manipulación con pinzas, evitar romperlos.
Esa pérdida me permitió voltear a ver todo lo que creía de las medusas. Aprendí que mi amor hacia ellas estaba malentendido, y también aprendí que:
Puedo cerrar los ojos y recorrer en mi cabeza cada detalle del camino hacia mi casa para acordarme el momento en que la perdí, pero que eso no va a cambiar absolutamente nada de lo sucedido.
Que aunque todo esto se trate de un accidente y que no fue mi decisión perderla, estoy aprendiendo que la vida también se trata de pérdidas.
Que, probablemente, nunca pude encontrarla porque ella no quiso ser encontrada. Ya no estaba destinada a estar conmigo.
Que duele (un infierno) pero decido aceptar y soltar, pues las medusas fluyen con la corriente del agua y no puedo retenerlas.
Que por más tiempo que dedique pensando en ella, no va a regresar.
Que odio ese maldito autobús color rojo por arrebatarme a mi medusa y por las infinitas veces que me hizo llorar.
Que aún tengo otro arete y puedo vestirlo en mi lóbulo izquierdo.Que probablemente otra persona lo encuentre y decida quedárselo para acogerlo igual o mejor que yo.
Que puedo ir el resto de mi vida con una oreja vacía, sin un accesorio,
Y voy a estar bien.