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Toda historia tiene sus inicios, una etapa naciente, donde se determina si tendrá futuro o no, dependiendo de la psique del autor, fuera de toda esta habladuría, me considero alguien reservado, confinado en su propio mundo, a veces de manera suicida y apocalíptica, pero sin embargo soy muy emotivo y profundo en lo que al análisis se refiere, en fin, esta saga de relatos cuentan la travesía de dos jóvenes ingleses que poco a poco fueron creciendo en un ámbito universal, junto al equipo de sus amores, el Liverpool de Merseyside. Ambos oriundos de esta ciudad, se han visto envueltos en la magia acogedora del sofisticado aire romántico y pasional de Liverpool.
Logan es un chico poco común, de cabello castaño y ligeramente enrulado de hipnotizantes ojos marrón caoba, con gustos triviales pero dentro del margen social que establecen los compañeros de estudio en Melwood High School, el lugar que pronto sería designado como un tortuoso penitenciario de 5 horas diarias (¿suena agobiante, cierto?) pero sobre todo lo alto, no hay mal que por bien no venga, aquí entra nuestra chica, o precisamente, la chica de Logan, Clarissa, ella es un poco más tímida de lo usual con chicos de su edad, sin embargo tiende a ser amigable y muy extrovertida, el problema es que con quienes no simpatiza puede ser fría.

Un día normal pero movido en la vida de Logan Henderson, empieza con un característico café caliente con ese sabor hogareño que lo enamoraba del día a día, listo para partir a clases se despide de sus padres y aquí empieza verdaderamente el día de Logan
-Buenos días- dice Logan con cierto respeto y superioridad al señor del bus, el cual no replica, de igual manera, no es relevante.

Camino al instituto, él estaba deleitado visualmente al tener enfrente un paisaje poblado de matorrales, arboles rebosantes de flores unicolores de manera escasa, un arroyo fluyendo a lo largo del parque, producto de la lluvia de anoche. Ya llegando al instituto una chica roba la atención de Logan, cabello negro y considerablemente largo, grandes ojos saltones de un color almíbar fundido, desde su punto de vista eran verdes, simplemente indescriptible y hermoso, lo mismo decía cuando veía jugar a su jugador favorito Steven Gerrard, es su inspiración y su musa para la mayoría de los oficios que lleva a cabo en la semana. En cuanto a la chica que iba pasando, esa era la chica que lo volvería loco por un largo tiempo.
Entrando al salón de clases ambos se llevan una gran sorpresa, estudian juntos, y son situados en la misma mesa de estudio (¿coincidencia o magia pura?) por lo que aprovecharan ese espacio especial mas no tan intimo como era de esperarse.
-Buenos días chicos- anuncia el profesor mientras todos responden al unísono con pocas ganas.
-Que poco ánimo para tan bonito día, ¿no lo crees?, soy Logan, tu compañero de clases-
-Hola, emm. Es un bonito día- dice Clarissa con un notorio miedo y nerviosismo.
-Me llamo Clarissa, pero puedes llamarme Clarie-
-Por supuesto Clarie, así que… ¿quieres almorzar conmigo?-
-Oh esto va muy rápido, solo una hora y ya quiere estar conmigo, necesito un calmante, es mucha presión- pensó Clarissa con desespero disimulado.
-Estoy muy apresurado, no debo ser tan directo, trata de que no se note que te esta enloqueciendo- pensó Logan inmediatamente tras la pregunta, todo tembloroso.

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