Bandit encendió el auto, Chilli, Bingo y Bluey se veían cabizbajas, ya había llegado el momento de partir rumbo a Sidney.
Bluey miró por la ventana del auto mientras el vecindario se hacía más pequeño, la decisión estaba tomada, la moneda no les había dado suerte alguna y los perros que no podían ver habían comprado la casa.
Bucky le llamó a Bandit para asegurarle que había hecho la mejor decisión de todas.
-Espero que te vaya bien en tu nuevo hogar, Bandido!- dijo con su habitual tono alegre.
Chilli resopló, estaba molesta con la decisión de Bandit. Ella también había deseado un milagro, lo que fuera, para que Bandit no vendiera la casa, su hogar. En su mente pasaban todos aquellos hermosos momentos que había vivido ahí, recordó cuando Bluey dió sus primeros pasos, lo emocionada que estaba por aquel acontecimiento. Recordó cada juego en los que había participado, las risas, todo ahora era más que un mero recuerdo que le hundía el corazón.
Bingo, por otro lado, no dejaba de pensar en Lila, su mejor amiga, la había abandonado sin siquiera despedirse correctamente.
Bluey, recordó a sus amigos y compañeros, los Terriers, Adam, Joe y Dan, al insoportable de Winton, a Coco, Chloe pero sobre todo a Mackenzie. Habían quedado muchas cosas sin hacer. Tantos recuerdos que atesoraria por mucho tiempo.
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Era una mañana soleada en Brisbane, Australia. Una joven Lila, de 32 años, despertaba en su casa después de una ajetreada semana laboral. Abrió su laptop y se puso a navegar por las redes sociales, hacia mucho tiempo que había desistido de buscar a Bingo, parecía que ella no quería ser encontrada.
Habían pasado 27 años, 5 meses y 6 días desde que la vió por última vez, en cierta forma, Lila le guardaba un cierto resentimiento a los padres de Bingo por haberse mudado a otro estado. Ellos la habían separado de su mejor amiga en todo el mundo. En su corazón aún albergaba la esperanza de que eventualmente sus caminos se volverían a cruzar.
"Deseo que Bingo y yo seamos amigas por siempre"
Recordó aquellas palabras que dijo aquel día en que conoció a Bingo.
"Si, como no, solo fueron palabras sin sentido y carentes de todo significado, ella se fué y me abandonó! Se suponía que seríamos las mejores amigas, no?"
Estaba furiosa, desde luego que ella lloró en su momento cuando se enteró de que Bingo se mudaría, pero ahora su corazón estaba roto pero rodeado de una capa de falsa felicidad para aparentar que todo era increíble.
Encendió la radio para escuchar música pero esta solo daba una señal errónea, un fuerte sonido de estática surgió de los altavoces y llenaron la habitación con su cacofonía.
Lila apagó la radio, frustrada por su radio que no servía más. Era el último regalo de su difunto padre, quien había fallecido hacia 10 años.
