T r e s

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Después de una noche incomoda en el colchón al que se le salen los muelles, me levanto y me preparo para ir a clase.

No puedo ducharme, por lo que cojo uno de los miles de desodorantes que nos han salido gratis y me lo echo.

Me lavo los dientes en seco, y con muy poca agua me enjuago. Me peino, me quito las legañas y cojo mi vieja mochila con todos los libros dentro. (En realidad son fotocopias)

Miro la hora en mi movil prehistórico y veo que llego tarde, como siempre.

Salgo de mi cuarto y veo que Ed no está. Trabaja de sol a sol y yo no puedo hacer nada. Me siento... Impotente.

Corro hasta llegar al instituto, y doy las gracias por que nunca cierren las puertas. Hay un grupo de chicos "malos" que se fugan y que me caen bastante mal.

-¡Se te cae la pluma, maricón! -dice Jack, el "lider" de esa pandilla de mierda.

Maricón es el insulto que usa para todo.

Como no tengo nada muy inteligente que decir, no digo nada y al pasar oigo sus risas.

Llego a mi clase de arte casi a tiempo, Ara, la profesora, esta pasando lista cuando entro yo e interrumpo.

-Oh, pasa Jim. ¿Que te pasó ayer? -me pregunta Ara.

-Lo siento, estaba ocupado. -digo y me siento en el primer caballete libre.

-Entiendo. Pues te has perdido dibujo libre. Se acaba en esta clase. ¿Te dará tiempo?

-Si, no te preocupes.

Ara me cae muy bien, es la única profesora que sabe todo acerca de la historia con mis padres, y me trata con cuidado, como si fuera a romperme.

Las pinturas ya están preparadas para usar, y yo me pregunto que es lo que quiero dibujar.

Tal vez, ¿cuando nos fuimos de casa? No, eso ya lo dibujé.

Cuando... ¿Pasábamos hambre y no teníamos qué comer?

No, eso también lo dibujé.

¿Y si ahora dibujo algo feliz? ¿Tipo un sol sonriente? Un sol feliz, y unas negras y espesas nubes detrás. Si, quedaría bien, es una buena metáfora, me pongo a ello.

**

Cuando la clase termina, Ara me llama a su mesa.

-Jim, ¿podrías sentarte? -me dijo amablemente.

Lo hago.

-Se que es personal y... Que no querrás repetirlo, pero necesito que me cuentes la historia de tus padres y tu hermano y todo eso otra vez.

-¿Para qué? -pregunté.

-No te lo puedo decir, -sonrió- pero confía en mi.

»Mi padre me adoraba, me idolatraba, yo era su favorito y era visto por ojos de todos. Supongo que al ser el menor, yo era el niño de la casa, el que vino el último, en el que habian puesto sus esperanzas.

Ed es el mayor. Tiene dos años más que yo, y a él, mis padres lo despreciaban, humillaban y criticaban por que sí. Yo nunca lo entendí. Pero no me parecía muy grave. Me parecía muy injusto que me trataran mejor que a él, aunque el siempre tenia las mejores notas y se portaba muy bien. Un día, empezaron a pegarle y yo no podía hacer nada, me paralizaba. No eran simples empujones u hostias. Un día, llegaron a tirarlo de la escalera (todo esto lo hacia mas mi madre, aunque mi padre colaboraba). Un día, también, lo encerraron en una especie de sótano. No había ventanas, el sitio era de unos seis metros cuadrados, y Ed es claustrofóbico. Ellos lo sabían. Yo le pasaba comida por la noche, a escondidas. Un día me pillaron, y me dijeron que no lo hiciera más. Pero si le hubieran pillado a él, le hubieran roto los dedos de las manos a portazos. Lo dejaron en ese sótano algo más de un mes, cuando yo le ayudé a escapar. Desde entonces, no volvimos a casa y nuestros padres no nos buscaban. Y ya vivimos independizados dos años sin saber nada de ellos. -concluí por fin.

Que jodido era recordar el pasado.

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⏰ Última actualización: Jul 20, 2015 ⏰

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