Capítulo 1

3.6K 182 42
                                    

Estaba aún un poco desubicada en la ciudad. Era raro porque volvía a casa, con mi gente, al lugar dónde nací y crecí, pero realmente hacía mucho que ya no lo sentía así del todo. Durante más de diez años solo había venido a España como mucho un par de veces al año, por navidad y algunos días en verano, así que la sensación ahora era cuanto menos extraña. No podía negar que había echado de menos muchas cosas de aquí, pero también había encontrado mi lugar en otra parte del mundo y aunque ahora estaba contenta por volver, sabía que también iba a echar mucho de menos la vida y las relaciones que había construido al otro lado del charco. 

Aún tenía las cajas esparcidas sin colocar por todos los rincones del nuevo piso y eso no ayudaba tampoco a que empezará a sentir ese conjunto de paredes como mi nuevo hogar. Me propuse que este fin de semana esto iba a cambiar. Tenía que dejar la casa lista y librarme de todas esas cajas porque cuando el lunes me reincorporara al trabajo, necesitaba sentir que mi vida estaba ordenada y eso empezaba por tener ordenada mi casa y mi cabeza también. 

Habían decidido crear un nuevo departamento de marketing dirigido especialmente a la zona sur de Europa, ya que mi empresa estaba creciendo allí a pasos agigantados en los últimos años. Desde Londres ya no podían controlar todo de manera eficiente y me habían ofrecido el puesto de directora general para este nuevo proyecto. Querían incorporar a alguien que tuviera experiencia en la sede principal y yo llevaba trabajando en la de Chicago desde que entré para hacer las prácticas del máster cuando me vine a estudiarlo a Estados Unidos hacía más de diez años. Madrid era mi ciudad y hablaba el idioma, así que pensaron que era la persona perfecta. Por una parte, me sentí halagada de que hubieran pensado y confiado en mí, pero por otra parte, ¿estaba dispuesta a dejar toda la vida que había construído allí y volver a España? 

Fue una decisión bastante complicada, pero justo ahora no había un motivo grande que me atara y la idea de volver a España me había venido rondando por la cabeza ya varios años. La oportunidad era increíble, las condiciones eran muy buenas e iba a tener total libertad para formar mi propio equipo en Madrid, aunque contaría también con gente en las diferentes sedes del resto de países. Ya había hecho algunos fichajes y tenía pendiente hacer algunas entrevistas más para incorporar mínimo a un par de personas.

El timbre del apartamento sonó y me extrañó mucho porque no esperaba a nadie. Abrí la puerta y vi a Andrés ahí parado mirándome. 

—¿Qué pasa, hermanita? ¿Necesitas ayuda?

—La verdad es que no me vendría nada mal. Anda, pasa —le sugerí y entró primero dándome dos besos. 

—¿Me vas a enseñar tu nueva casa? No sé ni cómo has podido encontrar algo tan rápido según están las cosas en Madrid. 

—Llámalo suerte o llámalo dinero —le dije entre risas— ven que te enseño todo. 

—Tiene mucha luz ¿eh?

—Sí, es lo que más me gusta junto con la terraza —le contesté mostrándole cada estancia una por una. 

—¿Lo ha visto ya papá?

—Que va, pero vamos tampoco creo que tenga mucho interés en verlo. 

—¿Cómo que no? ¿Perderse la oportunidad de juzgar cualquier cosa que no llegue a sus estándares? Ni muerto —dijo Andrés y yo no pude contener la risa porque era una descripción bastante fiel de nuestro padre, aunque por suerte y por lejanía, yo tampoco lo había sufrido tanto. 

—¿Qué tal Begoña? —me interesé por mi cuñada que aunque no la conocía mucho, en las pocas oportunidades que habíamos coincidido, me había parecido una chica muy agradable y, sobre todo, Andrés parecía muy feliz a su lado y eso era lo más importante para mí.

Lapislázuli || MafinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora