Cuando la vida de Clarissa da un giro inesperado debido a los problemas económicos de su madre, se ve obligada a mudarse con su mejor amiga Drea, una chica rica, enigmática y con un estilo de vida que destila lujo, pero también secretos oscuros. Cla...
Esa noche, frente al espejo, apenas reconocía a la chica que me devolvía la mirada. El vestido rojo que Drea había escogido se ajustaba a mi cuerpo de una forma que nunca había experimentado antes.
Mis hombros estaban descubiertos, y el escote, aunque elegante, me hacía sentir un poco expuesta. Mi cabello, normalmente recogido en una coleta sencilla, caía en suaves ondas gracias al insistente trabajo de Drea con su rizador.
—Dios mío, Clar, mírate. —Drea apareció detrás de mí, sonriendo como si hubiera logrado una obra maestra—. Estás increíble.
Me giré para mirarla con nerviosismo.
—¿No crees que es demasiado? No sé si esto es… yo.
Drea río tomando un par de tacones de aguja que había dejado en la cama.
—Claro que eres tú, solo que una versión mejorada. Además, confía en mí, necesitarás este look donde vamos.
Quise protestar, pero ella me empujó suavemente hacia la cama para que me pusiera los tacones.
—No puedo caminar con esto, no se como Drea. —Miré las zapatillas como si fueran un arma peligrosa.
—Por supuesto que puedes. —Me dio unas palmaditas en el hombro y luego se acercó a la puerta—. Vamos, Clar, tenemos que llegar temprano si queremos que te presenten al mundo.
Suspiré y me levanté.
Mis pasos eran torpes mientras la seguía escaleras abajo, tratando de no tropezar. Antes de salir, pasamos por un inmenso espejo en el pasillo, y una parte de mí no pudo evitar detenerse. Me veía diferente. Elegante. Hermosa, incluso.
—¿Lista? —preguntó Drea, alzando una ceja.
No estaba lista, pero asentí de todos modos.
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Llegando a otra casa más impresionante que la de Drea, algo que pensé que era imposible. Estaba iluminada como un castillo en un cuento de hadas, y las risas y la música se escuchaban desde la entrada. Había coches de lujo estacionados en fila, y un hombre en la puerta nos saludó al pasar como si nos conociera de toda la vida.
Drea caminaba con la cabeza en alto, como si fuera la dueña del lugar. en cambio yo, intentaba mantenerme detrás de ella, sintiéndome pequeña entre todo el brillo.
—Drea, no sé si esto fue una buena idea… —le dije en voz baja, pero ella me ignoró.
—Clar, relájate. Esta noche se trata de disfrutar. —Se giró para mirarme, sus ojos brillando con emoción—. Te lo prometo, cuando termine la noche, me lo agradecerás.
No lo creo...
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Dentro, el lugar estaba lleno de gente. Chicos y chicas de nuestra edad, todos vestidos como si fueran modelos. Había camareros repartiendo copas de champán, y una enorme mesa en el centro estaba llena de comida que parecía demasiado elegante para tocarla.
Drea me tomó del brazo y comenzó a guiarme por la multitud.
—Primero, vamos a saludar a algunos amigos. Quiero que conozcas a varias personas importantes.--dijo sonriendo
—¿Amigos? —pregunté, tratando de no tropezar con nadie mientras me arrastraba detrás de ella.
—Bueno, conocidos. —Me lanzó una sonrisa cómplice—. Pero aquí, eso es casi lo mismo.
Nos detuvimos frente a un grupo de chicos que parecían salidos de una película de adolescentes ricos. Drea les sonrió ampliamente y comenzó a hablar con ellos como si fueran viejos amigos.
me quedé detrás de ella, sin saber qué hacer con mis manos ni cómo entrar en la conversación. Pero entonces, uno de ellos me miró directamente.
—¿Y tú quién eres? —preguntó un chico con una sonrisa que parecía diseñada para desarmar a cualquiera.
Antes de que pudiera responder, Drea intervino.
—Es mi mejor amiga, Clarissa. Es nueva en todo esto, así que cuídala bien, ¿sí? —Guiñó un ojo, y el chico rió.
—Encantado, Clarissa. Soy lucas—Extendió una mano, y aunque dudé un segundo, la tomé. Su apretón fue firme, seguro.
—Hola… —murmuré, sintiéndome ridículamente fuera de lugar.
Antes de que pudiera decir algo más, otro chico del grupo me evaluó con una mirada que no supe interpretar.
—Drea tiene razón, definitivamente eres nueva. Pero no te preocupes, aprenderás rápido---dijo con una sonrisa
—Zack, no seas tan sincero—dijo una rubia con una sonrisa falsa.
No estaba segura de si lo decía como un cumplido o un insulto, pero decidí no preguntar.
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Después de un rato, Drea se alejó para hablar con alguien más, dejándome sola con lucas y el resto del grupo. Traté de mantenerme tranquila, pero la verdad es que todo esto me estaba superando.
—¿Quieres algo de beber? —preguntó lucas, inclinándose hacia mí.
—Oh… no, gracias, no bebo—dije con una sonrisa nerviosa
Él sonrió, como si hubiera esperado esa respuesta.
—No te preocupes, No necesitas intentar encajar, Este lugar puede ser… mucho al principio—dijo amablemente
Lo miré, sorprendida por su sinceridad.
—Es bastante obvio, ¿verdad?—
—Un poco. —Se encogió de hombros—. Pero eso no es algo malo. Aquí, la mayoría de la gente finge ser algo que no es. Es refrescante ver a alguien que no intenta hacerlo.
Me sorprendió escuchar eso, parecía un bien chico... aparte era apuesto..
—Veo que se llevaron bien hermosuras—dijo Drea tocando nuestros hombros con una sonrisa
La miré y le mostré mis ojos de incomodidad para que se callará.
—Si, es bastante agradable tu amiga
—Mejor amiga lucas
—Por cierto Drea, tu MEJOR amiga es una hermosura— dijo un chico con pelo rizado
—Zack no te comportes como un idiota—dijo lucas
—Solo digo la verdad—dijo levantando sus manos mientras sonreía
Todos comenzamos a reír y hablar, todo era muy elegante, todos actúan como si estuvieran en una película...
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