Capitulo VI

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El leve golpeteo de la ventana hizo despertar al bicolor, que se encontraba sollozando sin darse cuenta, sus ojos llorosos e hinchados, consecuencia del mal sueño que tuvo hace tan solo unos segundos

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El leve golpeteo de la ventana hizo despertar al bicolor, que se encontraba sollozando sin darse cuenta, sus ojos llorosos e hinchados, consecuencia del mal sueño que tuvo hace tan solo unos segundos.

"otra vez ese sueño..." Pensó antes de sentarse correctamente sobre la mullida cama y comenzó a tallarse los ojos para limpiar sus ojos, quizá fue por el silencio, o la oscuridad de su cuarto pero su mente no pudo evitar sentir aquel sentimiento de soledad y vacío, era como si su vida estuviera basada en un guion que debía cumplir al pie de la letra, pero por desgracia en aquella historia le había tocado ser el personaje solitario que todos odiaban, o al menos así lo quería pensar.

Eran las 6:30 de la tarde y el cielo estaba oscureciendo, su habitación no estaba iluminado, de seguro que el joven peliverde había estado ocupado con otros asuntos del palacio que no le dio tiempo de prender las lámparas de aceite de su habitación o . 

Restándole importancia a ello, le fue fácil dirigirse hacia la puerta principal de su habitación porque a su alrededor brotaba la luz que desprendían las lámparas de los pasadizos del Castillo.

Por esta vez el mismo tenia que ir hacia los almacenes a traer la leña y encender las lámparas, no era como si le molestara, al contrario, le resultaba agradable hacer las cosas por si mismo, el problema era que temía encontrarse con su padre por los pasillos, si eso ocurría se generaría un lio, así como la ultima vez que lo encontró limpiando su habitación, y le dio tremendo sermón sobre:

"la realeza nunca hace los trabajos de la servidumbre, ¿acaso eres tan idiota que no lo entiendes?"

Tan solo le tocó soportar todas las cosas hirientes que su padre repetía, recalcando cada que podía, que el bicolor era una decepción para la familia real.

Para su suerte no se encontró con su padre, así que se dirigió tranquilamente a sus aposentos, ubicó la leña en su lugar y la encendió, antes de eso tuvo que limpiar las cenizas a lo que quedó cubierto de estas en cuanto terminó su labor, ahora solo quedaba encender las demás lámparas y podría bajar a prepararse una infusión y seguir el cuadro que estaba elaborando luego de conocer a cierto pelinegro en aquel bar.

— ¡Buenas noches principito! ¿Te encuentras mejor?

El bicolor tan solo tuvo que dar la vuelta para casi llevarse el susto de su vida, se encontró frente al pelinegro que se apoyaba al marco de su ventana, como si fuera algo completamente normal.

— ¿Sero? ¿que haces acá?

— ¿Te asusté principito?

— Claro que no.... solo me tomaste de sorpresa, es todo...

Era mas que obvio que el bicolor se iba asustar, ni modo que no asustaría el hecho de encontrarse con un tipo unos centímetros mas alto que él, en medio de su habitación, apareciendo detrás de él como si fuera un asesino en serie, y para colmo eran ya casi las 8 de la noche.

Mi Historia Mal Escrita / Seroroki/ TodoseroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora