Prólogo 🍂

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Un gran comienzo hacia
el abismo del amor en fuego.

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En el apartamento minimalista de Manjiro, las paredes parecían cerrarse con cada palabra que se lanzaban. El ambiente estaba cargado de tensión mientras Senju y Manjiro se enfrentaban una vez más.           

—¡No puedo creer que sigamos en esto! —exclamó Senju, cruzando los brazos con fuerza. Sus ojos, normalmente serenos, brillaban con ira contenida. —Esto no está funcionando, Manjiro. ¡Nunca lo hará! Te dije que las cosas entre tu y yo ya no son las mismas.

Manjiro, con el ceño fruncido y las manos apretadas en puños, dio un paso hacia ella, su mirada oscura y penetrante. —¿Y qué se supone que debemos hacer? —espetó, tratando de mantener la calma sin éxito. —¿Rendimos por completo? ¿Nos olvidamos de todo y actuamos como si nada? —busca los ojos de su chica hasta encontrarlos —¿Eso es lo que quieres?

Senju soltó una risa amarga, apartando la vista para evitar su mirada. —¡No se trata solo de nosotros! Tenemos un hijo, Manjiro. Pero cada vez que nos vemos, es una pelea tras otra. ¿Qué ejemplo le estamos dando?

Manjiro golpeó la mesa con la palma de la mano, haciendo temblar los objetos sobre ella. —¡Estoy harto de tus quejas, Senju! Sabes tan bien como yo que esto no se trata solo del niño. Nosotros... nosotros somos un desastre, ¡pero hay algo que no podemos ignorar!

—¿Qué? —replicó ella, acercándose hasta quedar a escasos centímetros de él, sus ojos desafiantes buscando una respuesta. —¿Qué es lo que no podemos ignorar?

Él respiró hondo, luchando por encontrar las palabras adecuadas. —La forma en que me haces sentir. La maldita lujuria que todavía arde entre nosotros. ¡Eso no se ha ido, y lo sabes!. Te deseo mucho cada vez que te veo y es inevitable.

Senju lo miró fijamente, su expresión suavizándose por un instante antes de endurecerse nuevamente. —La lujuria no es suficiente, Manjiro. No es suficiente para criar a nuestro hijo en un ambiente sano. No es suficiente para que podamos vivir en paz.

Manjiro apretó los dientes, sintiendo la frustración burbujear bajo su piel. —Entonces, ¿qué sugieres? ¿Nos separamos por completo? ¿Ves a tu hijo solo los fines de semana? ¿Eso es lo que quieres?

Las lágrimas amenazaron con escapar de los ojos de Senju, pero ella las contuvo, su voz temblando. —Lo que quiero es que dejemos de herirnos. Que encontremos una manera de ser padres sin destruirnos en el proceso.

Un silencio pesado se instaló entre ellos, ambos respirando con dificultad. Manjiro bajó la mirada, el peso de las palabras de Senju calando hondo en él. —No sé si puedo hacerlo, Senju —admitió en voz baja, la vulnerabilidad asomando en su tono. —No sé si puedo verte sin querer... sin necesitarte… Sin hacerte mía.

Ella suspiró, sintiendo el dolor de sus propias palabras. —Ni yo, Manjiro. Pero tenemos que intentarlo, por nuestro hijo. Tenemos que encontrar una manera.

Manjiro asintió lentamente, su corazón luchando contra su mente. —Por Kaito—repitió, susurrando las palabras como una promesa.

Tan tontos pudieron ser como para creer en semejantes soluciones qué ellos propusieron, solo los llevo a la perdición de sus verdaderos sentimientos.

Divorcio /MikeyxSenju Donde viven las historias. Descúbrelo ahora