¡Stiles es solo un humano! (EN EDICIÓN)

🐺 - La verdad siempre sale a la luz

El día pintaba bien para todos, los pájaros cantaban y el buen clima dejaba bastante que pensar ante las cosas asombrosas que traería el pasar de las horas.

Claramente no sería visto del mismo modo por cierto adolescente que recién se levantaba por el sonido de una tediosa alarma y los rayos de luz golpeando imprudentemente su rostro gracias a que olvidó cerrar correctamente la cortina la noche anterior.

"Eres un idiota Stiles" se dijo a sí mismo mientras se sentaba en su cama tratando de no caer nuevamente en los brazos de Morfeo y darse por vencido ante el cansancio sobre sus hombros, el cual fue adquirido por lo tarde que decidió dormir ya que las investigaciones sobre nuevos avistamientos de un peligro inminente habían aparecido alarmándose por completo.

Suspiró resignado, sabía que debía volver a la acción y pensarlo demasiado solo lograría hacerlo llegar a la conclusión de que sus sábanas estaban más suaves y frías que enfrentar otro asqueroso día en Beacon Hill. Deseaba disfrutar de unas merecidas vacaciones y abandonar todo lo sobrenatural por un tiempo, al final eso había decidido hace años cuando esconder su lado sobrenatural fue la única opción para escapar de responsabilidades agobiantes que no toleraba.

Caminar al baño fue pesado, más cuando todo su cuerpo tronaba al solo mover sus articulaciones un poco, era revitalizante conseguir aquel sonido, llegaba a despertarlo poco a poco.

Verse al espejo del baño fue un gran golpe para su mente adormilada, aquel glamour que con gran esmero utilizó tanto años comenzaba a desvanecerse, sus runas eran visibles, eso sería un problemas de ahora en adelante si no lograba volver a activar el encantamiento.
Aunque también podía darse por bien servido de sus años en anonimato y volver a la acción confesando lo que realmente era a sus amigos.

- Eres un imbécil que no pueden tomar buenas decisiones sin joderlo un poco - se regañó frente aquel espejo - ellos deben saberlo, son tus amigos

Era creyente de la idea sobre ser aceptado por su manada, al final del día también eran su familia, podía confesarles cualquier cosa sin tener miedo a ser juzgado.
Dejó sus preocupaciones a un lado y solo activó la música, era momento de alistarse, afrontar su presente sin mirar atrás, ya no tenía chance de hacerlo.

...

La preparatoria se hizo presente ante sus ojos, aquellas grandes puertas azules que habían sido testigos de tantas peleas sangrientas y enfrentamientos de los cuales salieron con vida.

Tenía un escalofrío que subía a su cuerpo solo con imaginar que algo grave pasara, estaba nervioso aquella mañana, no podía mentirse al respecto. Una gran carga se instalaba en su pecho dejándolo sin aire, casi como si un ataque de pánico se hiciera presente.
Aceptar que les había mentido a las personas más cercanas a él sería un golpe fuerte, no sabría cómo reaccionaria y era lo que más mataba si cabeza.

Se abrazó a sí mismo mientras atravesaba su primera misión de día: lograr confesarle a los chicos que era él en realidad.
Le pondría fin a todas aquellas dudas, debía ser fuerte ante la situación y enfrentarla sin miedo alguno, él era un nephilim que debía comportarse como tal. Volvería a la batalla ese mismo día sin importar que sucediera, sin importar que tanto costase.

Abrir el casillero y encontrarse con una nota lo había confundido demasiado, preso del pánico sintiendo millones de miradas volteo a todos lados sin dar con el sentimiento de ser observado. Algo le decía que estaba siendo vigilado a la distancia por alguien que no conocía.
No prestarle atención por el momento había sido su decisión, no podía discutir ante la presencia de alguien que no estaba, solo quedaba leer la nota o esperar a que algo inesperado apareciera, idea que no le agradaba en lo absoluto.