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Una Rhaenyra embarazada de su tercer hijo se miraba el vientre un poco abultado, estaba cansada de llevar esa grande barriga, su esposo a veces no era de gran ayuda, pues se la pasaba con su amante en burdeles de la calle de seda mientras ella se quedaba con sus dos hijos y con uno en camino.

Mientras se miraba al espejo pudo ver una cabellera blanca, ella sabía de quién se trataba, su hermano, Aegon.

Rhaenyra no era tonta, ella se había dado cuenta que su hermano la vigilaba desde que había empezado su época de adolescente, ella sabía que lo que hacía estaba mal, pero vamos, a veces el embarazo la ponía hormonal y el ver que un hombre la miraba con deseo le encantaba.

A ella le encanta provocarlo en cada oportunidad que tenía, una vez cuando estaban todos reunidos en familia, a ella le había tocado estar sentada al lado de su hermano, amo ver cada momento en el que su hermano se agarraba con "inocencia" su polla mientras ella veía.

Después de esa cena todos se fueron a sus aposentos correspondientes, su esposo se había ido con su amante, mientras ella acostaba a los niños.

Cuando Rhaenyra entró a sus aposentos pudo ver una cabellera escondida al lado de su espejo, ella quería jugar con fuego, a pesar de todo los Targaryens estaban hechos de ello.

Ella se quitó su vestido mientras se metía a la tina, se relajó en ella y empezó su aventura, sus dedos iban a su zona íntima, se metió dos y gimió. Los movió más rápido, imaginando como su hermano salía de donde estaba y la tomaba en la tina.

Rhaenyra casi, casi, dice el nombre de su hermano, hasta que abrió los ojos y se dio cuenta que ya había llegado hasta donde quería. Salió de su tina y se puso su vestido para dormir, se le podían ver los senos, pero ella sabía lo que pasaría cuando dormía, quería darle un acceso fácil a su hermano.

La ultima vez que provoco a su hermano fue antes de que llegara su tío con sus hijas a Marcaderiva. Ella comí siempre se acostó en su cama y se intentó dormir. Los minutos pasaron y pudo sentir una mano fría en su muslo, recorriendo hasta su zona íntima, pudo sentir como la tocaba, le metió un dedo, luego dos y por último tres, ella soltaba inocentes jadeos, amaba la sensación cuando Aegon metía sus dedos en ella.

En esa noche Rhaenyra abrió los ojos cuando sintió a Aegon chupando sus senos, el no la pudo ver por estar ocupado chupando la leche del hijo recién nacido de su hermana, ella sintió que la había dejado sin gota de leche. Él como siempre dejo su escena intacta, nadie sospechaba lo que hacía en los aposentos de su hermana.

Los años pasaron y ella se fue con Daemon a Dragonstone, tuvo hijos con él, pero se acordaba de su oscuro secreto, cuando tenía sexo con Daemon a veces se imaginaba que era su hermano, se imaginaba que ella lo montaba mientras él agarraba sus tetas y las apretaba.

Cuando Daemon se fue por su sobrino, Aemond, Rhaenyra quería que él volviera, si no lo hacía le resultaba imposible conseguir su reclamo al trono. Al final Daemon murió y Aegon la pudo atrapar en Dragonstone.

Rhaenyra estaba arrodillada ante él, ante su hermano, él estaba pensando que hacer con ella, ella solo quería estar segura que los años que se lo pasó provocándolo pudiera tener un poco de seguridad que la salvaría.

Él ordenó a todos que salieran de la sala del trono con el hijo de su hermana, quería estar solo con ella.

Todos salieron y ella solo pudo sentir como él la tomaba con fuerza y como su espalda chocó con una de las paredes del gran salón.

Sintió como su hermano levantaba su vestido y metía dos de sus dedos, Rhaenyra se sorprendió por tal atrevimiento, intentó alejarse, pero lo que él le susurró al oído la dejó congelada, él sabía que ella lo provocaba en momentos de su adolescencia.

Siguió con lo que estaba haciendo, ella estaba a un punto de llegar a su clímax, hasta que él paro.

La cogió del brazo y la tiro al suelo, se tiró sobre ella y en un intento desesperado por quitar su vestido lo rompió, el agarró sus senos y se los metió a la boca, ella intentaba no gemir, se suponía que tendría que estar de luto por su esposo muerto.

Aegon se desabrochó sus pantalones y dejó a la vista de Rhaenyra su pene, ella siempre lo quiso ver, tocar, lamer. Ahora estaba a punto de entrar en su vagina, Aegon entró en su vagina en una sola estocada, brusca, ella gimió, probablemente la habían escuchado.

Aegon entraba y salía con fuerza y bestialidad en la vagina de su hermana, estaba descargando toda su furia, ver como su hermana se había ido con su tío, ver como le había dado dos hijos y ver cómo iba a nacer el tercero.

Aegon tomaba con fuerza a su hermana, agarraba sus senos y los apretaba, besaba su boca hasta dejarla sangrando, la cogía de la cintura para profundizar sus embestidas, Rhaenyra sentía que estaba en el cielo, su hermano la estaba cogiendo, y de la mejor manera, ella no quería hacerlo, pero lo hizo, gimió y gritó el nombre de su hermano.

Cuando la semilla de Aegon se derramó dentro de Rhaenyra, él salió de ella y le dijo que ahora ella iba hacer su reina consorte y madre de los hijos que le iba a dar. Para nadie era un secreto la fertilidad de su hermana y él por fin iba a disfrutarla como no tenía idea.

Y ella, iba a disfrutar ser follada por su hermano, podía montarlo como una jinete a su dragón, ella estaba dispuesta a tener los hijos de él, solo con una condición.

Que su hermano siempre la folle como la acababa de follar en la sala del trono, al fin Rhaenyra podría chupar la polla de su hermano.

You are mine, Whore Queen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora