#﹕𝗥𝗜𝗠𝗣𝗜𝗔𝗡𝗧𝗜

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Su respiración se hacía cada vez más pesada. El hueco en su pecho provocado por el brazo de aquel stand empezaba a dolerle como el carajo. Sin duda alguna, era consiente de lo que pasaría una vez este removiese su brazo de la herida.

El típico resumen de su vida se hizo presente en su cabeza. Los momentos importantes de su vida como sus cumpleaños, cuando se graduó, cuando se volvió policía, cuando estuvo en el punto más bajo de su vida y por supuesto, él.

Oh, aquel hermoso ser casi angelical.

Aquel quien le sacó de del infierno.
Aquel quien le dio algo de luz a su vida cuando más lo necesitaba.
Aquel quien extrañamente era un simple humano y no un ángel.

Así como tu y yo tenemos nuestros respectivos arrepentimientos, Leone tenía los suyos. A decir verdad, era muchos, quizá demasiados... Pero había uno, uno que le carcomía por dentro.

Tuvo miles y millones de oportunidades para mostrarle sus sentimientos, pero nunca lo hizo.

¿Por qué? Quizá el miedo a ser rechazado, arruinar su amistad o demás fatalidades que se le ocurrían mientras más lo pensaba.

Era una mierda, pero ahora se arrepentía de no haber tomado el suficiente valor.

Ahora se pregunta "¿Qué habría pasado si no hubiese sido un completo cobarde?". No podía dejar de reclamarse a sí mismo el no haber hecho nada.

Aún recuerda cuando conoció a Bruno, se encontraba llegando borracho y con una botella en mano a su casa en una oscura noche lluviosa, destrozado y hecho mierda... Pero ahí estaba él, con su impecable traje blanco, una sombrilla en mano y una sonrisa... Que hermosa sonrisa. Esa noche quiza pudo haberse quedado en el bar, no mirar atrás cuando llegó a su apartamento e ir por una puta... Pero no, ahí se encontraba él.

Los ojos de Abbacchio eran únicamente para Bruno, a pesar de saber que quizá él jamás sería suyo.

Siempre se aseguraba de que el joven capo estuviese bien. No le importa si él mentía, lloraba o lo que sea, Abbacchio siempre estaba ahí y le encubría de ser necesario. Haría lo que sea por él, a pesar de que este, de nuevo, jamás sería suyo.

Ahora sus ojos miraban como aquella hermosa playa de Cerdeña se convertiría en el lugar donde moriría.

El sonido de las olas, el sol y la arena serían los únicos testigos de su lamento.

A pesar de todo, prefiere ser él quien muera ahora mismo y no el azabache... No puede ser, hasta en su muerte sigue pensando en el bienestar de Bruno.

No tiene las fuerzas para llorar ni quejarse, ya ni siquiera siente el desgarrador dolor en su herida. Pero si le dolía el no poder decirle nada al capo, eso quería hacerle gritar y llorar como un desgraciado.

Pero no podía.

Y le hacía sentir impotente.

La sangre empezó a brotar, mojando la arena en el proceso, como si de lluvia se tratase.

Respirar ya se había convertido en un trabajo difícil y su vista iba desapareciendo de poco a poco.

Una fugaz visión llegó a su mente. Se veía a sí mismo en su oscuro apartamento durante una noche lluviosa junto a Bruno. Pero ésta vez era distinto. Su apartamento no era un desastre y la luz lunar era la fuente de luz principal en la habitación. Él se encontraba sentado en el sillón y Bruno estaba juntando a él. Le abrazaba y apoyaba la cabeza en su hombro.

Si tan sólo se hubiese atrevido, él quizá pudo haber vivido eso. Quizá sería la realidad y una alucinación.

Pero ya era tarde.

Ahora todo era negro. No podía ver, oír, oler ni sentir nada.

Sólo podía pensar en lo mucho que amaba a Bruno... Eso, hasta que finalmente también dejó de ser capaz de pensar.

Tiempo después miró a su alrededor. Estaba a las afueras de un restaurante degustando de un apetitoso platillo. Algo llamó su atención, así que decidió hechar un ojo, encontrándose con un oficial de policía.

「𝐅𝐈𝐍𝐀𝐋𝐄」

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𝐑𝐈𝐌𝐏𝐈𝐀𝐍𝐓𝐈  ♡︎ ﹔𝘣𝘳𝘶𝘢𝘣𝘣𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora