Louis fue empujado por Harry a la cama y, con una sonrisa coqueta, se apoyó sobre sus codos en la suave superficie. La habitación estaba envuelta en una penumbra seductora, apenas iluminada por la tenue luz que se filtraba a través de las cortinas entreabiertas.
Harry se quitó el saco con un movimiento decidido, pero antes de que pudiera desabrocharse la camisa, Louis se adelantó. Con dedos ágiles, comenzó a desabotonar la prenda, cada botón revelando poco a poco la piel dorada y tonificada del griego. Los pectorales firmes y los abdominales marcados quedaron al descubierto, y Louis no pudo evitar deslizar sus manos frías sobre ellos, provocando un estremecimiento inmediato en Harry.
El griego gimió levemente, un sonido grave y gutural que llenó la habitación, resonando en el aire cargado de tensión. El contacto de las manos heladas de Louis sobre su piel caliente era un contraste delicioso que lo hacía temblar.
"Alguien es sensible," Louis se burló, su voz teñida de malicia juguetona mientras una sonrisa pícara curvaba sus labios.
Sin perder tiempo, Harry lo empujó hacia las almohadas con una fuerza controlada y subió encima suyo, su cuerpo musculoso y fornido dominando el espacio. Los cuerpos se rozaron, creando fricción y una ola de calor que los envolvió a ambos. Harry, con una mano venosa y adornada con anillos, rodeó el cuello de Louis, apretando ligeramente y provocando un gemido ahogado en el chico.
Louis jadeó, sorprendido por la intensidad de la acción pero, al mismo tiempo, profundamente complacido por el control que Harry ejercía sobre él. Sus ojos brillaban con una mezcla de desafío y deseo, una invitación silenciosa a seguir explorando esos límites que ambos conocían tan bien.
Harry sonrió, encantado con la reacción de Louis. Se lamió los labios, sus ojos recorriendo lentamente el cuerpo del chico, desde la cabeza hasta los pies. Cada centímetro de piel revelaba secretos y promesas, y Harry sabía que bajo esa apariencia de ángel se escondía un diablo entre las sábanas.
La tensión entre ellos era palpable, una corriente eléctrica que los conectaba en ese instante de puro deseo. Harry bajó su rostro hasta que sus labios rozaron la oreja de Louis, susurrando con una voz ronca y cargada de intención, "Vamos a ver hasta dónde puedes llegar, ángel."
Louis sonrió, su corazón latiendo con fuerza mientras se preparaba para lo que sabía sería una noche que jamás olvidaría en su vida.
...........
Seis semanas más tarde. Grecia.
Abigail no soportó ver a su hermano menor un momento más con la mirada perdida, así que irrumpió en su oficina sin tocar la puerta de vidrio. Harry levantó la vista, sorprendido.
"Harry, ¿qué carajos pasó en Nueva York? ¿Por qué regresaste tan pronto?" Abigail se inclinó sobre la mesa, acechando con la mirada a su hermano, su preocupación evidente.
Harry no tuvo escapatoria y se encontró mirando fijamente los ojos azules de su hermana. "Tuve algo de una noche con un chico en Nueva York; sé que no debió sorprenderme que se marchara, pero..."
"¿Qué te hizo sentir?" Abigail intervino, resumiendo rápidamente porque tenía una reunión en unos minutos, pero siempre debía estar para su hermanito, en las buenas y en las malas.
"'¿Cómo te hizo sentir?'" Harry imitó con burla la voz de su padre, que también es psiquiatra.
Abigail soltó una risa, aliviando un poco la tensión. "Vamos, Harry, en serio. ¿Qué pasó?"
"Me hizo sentir como la mierda," confesó Harry, su voz teñida de frustración y dolor. "El que debería estar llorando no soy yo; él es más joven y más ingenuo, y el que se ilusionó fui yo. Así no era el juego." Harry se quejó como un niño, su fachada de dureza desmoronándose.
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New York
FanfictionUn cigarro entre sus labios delgados y rojos... Vodka con Red Bull mezclado con una sonrisa condescendiente... Él a todos atrae... Una cara bonita, en un cuello bonito... Está volviendo locos a todos, Harry no es la excepción, pero le gusta... Mucho...