Cuenta la leyenda Que el mal se disfraza del bien. Y el bien, ya sin cuerpo No tiene otra que fingir ser el mal.
Cuenta la leyenda de un príncipe, Un príncipe sin imperfecciones. Con la más radiante sonrisa. Con el mayor carisma.
Cuenta la leyenda, que el príncipe A todas las buenas damas adulaba Y a cada una le regalaba, Una rosa roja como la sangre.
Pero las rosas también tienen espinas Y lo perfecto a veces es peligroso. Porque la maldad se disfraza de perfección, Y la perfección devora todo lo que encuentra.
Cuenta la leyenda de que el príncipe Sólo fingía estar enamorado. Dejaba a las chicas encantadas Con la magia más poderosa.
Las chicas no sentían su encanto Ni siquiera después de haberse roto. Pensaban "fue mi culpa". Nunca se daban cuenta de que las usaron.
Una de las chicas que usó el príncipe, Luego de su encanto se llevó la rosa Que le había dado su "gran amor" Como un pequeño recuerdo.
La rosa, ya cansada de todo Le confesó la verdad a la joven. "Todo fue una mentira hacíendose pasar por la verdad"
La chica al fin lo comprendió. La rosa de deshizo en un charco rojo. Eran las lágrimas de amor de otras mujeres; Lágrimas rojas derramadas de dolor.
La chica fué al palacio real. Pidió una segunda oportunidad. Y el príncipe, sediento de lágrimas, Con la bella dama bailó.
El mal, vestido de encanto, Con un traje dorado, blanco y rojo. El bien, disfrazado de fragilidad, Con un bello vestido celeste.
Hasta la medianoche bailaron, Y de quiénes eran se olvidaron. El mal sólo veía al bien, Y el bien recordó que debía actuar.
La chica tomó la espada del príncipe Cuando esté se acercaba a la dama. Con un sólo movimiento mató al mal Y de él se derramó sangre dorada.
El Príncipe murió con una sonrisa, Una sonrisa de locura. Y la doncella sólo salió del palacio Y nunca contó nada.
Tal vez aún bailan en sueños, El bien y el mal al fin juntos. Pero sólo en los sueños de la muchacha Que había terminado con las mentiras.
Y aunque tal vez nadie lo admita, Aunque la perfección sea el mal, Y la debilidad sea el bien, Ambos se habían llegado realmente a amar.
La chica bailaría sola Viendo a las demás bailar juntos. Bailar, con alguien verdadero, Pero alguien que no sabía qué era a tu corazón traicionar.
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