Suspiros del pasado

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Bueno mis queridos humanitos, primero que nada lamento no actualizar TWT pero en verdad la idea me ataco de repente y pff, no queria quedarme con las ganas, el drabble esta super cortito, pero igual espero que lo disfruten, muchas gracias por pasar a leer y pues nada no me extiendo como verdolaga 

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Había escuchado tantas cosas en su familia, que a esas alturas sus bellos orbes azules habían perdido aquel brillo tan alegre, las palabras de su padre aun resonaban con fuerza dentro de su mente, mientras de nueva cuenta huía de aquella dolorosa verdad solo como una niña podía hacerlo, su habitación llena de peluches era como su santuario, mientras que el armario de madera tallada, era su bunker especial para situaciones como esas.

Sus cuencas tan azules como el mar, se encontraban rojizos por el llanto, mientras que abrazando sus rodillas tarareaba una ligera canción que su madre le había dejado antes de que la guerra se la hubiera llevado de su lado, un momento en el limbo era lo que obtenía a cambio, mientras sus suaves quejidos retomaban fuerzas al pensar en todo lo que había pasado, aunque sabía que debía guardar silencio pues a su padre le molestaba el ruido y más si provenía de ella.

Había sido una niña particularmente carismática, y amaba todo lo que la rodeaba, veía el mundo con un matiz diferente y el mundo era tan grande para sus pequeños ojos de infante que se le hacía extraordinario, pero los colores se apagaron con la guerra, se llevaron a su madre muy rápido de su lado, y su padre era tan importante que a esas alturas los prejuicios la habían alcanzado, tal vez era una niña, pero sabia entender, sabía lo que decían, y también muy en el fondo, sabía que aunque quisiera ignorar al mundo, este la arrastraba a la obscuridad con sus crueles palabras y así con tan solo 6 años de edad podría decirse que había perdido el amor demasiado rápido.

Jamás había sido la princesa de papá, ni la pequeña niñas de sus ojos, y es que, en la época de guerra lo menos que quería un soldado de edad, sobre todo uno de alto grado como lo era el general Ishida, era una niña, ya que según los hombres nazis "un hombre es mucho mas útil que una mujer", y él, como hombre de sociedad le daba toda la razón a sus superiores, dándole la espalda así, a la única persona que velaba por su regreso, que lo amaba con cada fibra de su ser, y que era la única familia que le quedaba.

En algún punto esas crueles palabras había hecho merma en toda su persona, su carismática sonrisa ya no estaba, sus juguetes quedaron en el olvido, e incluso el dolor era tanto que a veces pretendía ser un pequeño niño para alegrar a su padre, pero su inocencia la cegaba, al igual que su padre con su ira autoimpuesta, aquella dolora verdad era tan grande y hablaba tan fuerte , que sus pequeñas manos no lograban acallar esas voces en su cabeza, esa voz que tanto amaba junto con esas palabras que su progenitor había dicho...pues aun con tan corta edad el "debiste ser un hombre, o eres solo una mujer " hacían que sus orbes se cristalizaran al momento.

El gélido invierno cubría la ciudad, mientras ella tiritaba en el gran armario de su habitación, sin embargo un solo golpe se dejo escuchar en la entrada de la enorme casa..un disparo ensordecedor inundo sus oídos, mientras que con gran velocidad corría escaleras abajo para ver que sucedía en el recinto, un cuerpo cayendo frente a ella fue lo único que logro divisar antes de darse cuenta de aquellas gotas color carmín que manchaban su perfecto vestido con holanes, sus pequeños brazos resguardando el rostro de su padre, con ese infinito amor que solo un infante puede darle a sus padres...porque ella no lo odiaba, porque sabía que no era culpa suya, y porque aunque ella no hubiera sido la princesita de papá, el era, para ella su más grande héroe...,un "lo siento mi amada hija" al aire...junto con un segundo disparo fue lo último que la pequeña Kazumi escucho, en ese triste día de invierno...antes de cerrar los ojos, y ver a su amada madre tendiéndole su mano, en un gesto tan amoroso, viéndola con amor, con esos precioso orbes esmeralda, que sus ojos inundaron sus mejillas mientras una última sonrisa afloraba de su pequeño cuerpo

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Un grito en medio de la obscuridad junto con el jadeo producido por la respiración agitada, despertó de inmediato a un joven peli verde que sumido en sus sueños, escuchaba el llanto de su compañero...sus pasos eran sigilosos y aun sin lentes pudo distinguir perfectamente el cuerpo del chico con quien compartía habitación, y porque no, con el que compartía mas que una bella amistad.

Lagrimas y extraños quejidos incomprensibles llenaban el silencio de la noche, mientras que sus ojos acostumbrándose a la obscuridad, distinguían el característico temblor del llanto, no sabía muy bien que pasaba con el joven de hebras azabaches, pero lo que tenía en mente, era tan vergonzoso, incluso para una persona como él.

Rodeando con sus brazos el pequeño cuerpo entre las sabanas que se estremeció ante el inusual gesto de apoyo, tal vez por la vergüenza del haber sido descubierto llorando, lanzo un enorme suspiro, mientras un nuevo llanto más violento que el anterior se dejaba escuchar, con la diferencia de que aquellos brazos que pedían auxilio, se sujetaban a los suyos, como si quisieran liberar un poco de aquel sentimiento desgarrador, que si bien tal vez no era suyo, estaba ahí, y esa pequeña niña que en sus sueños se aparecía desde hace mucho tiempo compartía con él.

No era la primera vez que el sueño se presentaba, y estaba cien por ciento seguro que no sería la última, sus ojos, eran iguales al de la pequeña niña de sus sueños, incluso pudo haber imaginado que ella era él en su vida pasada, en ese momento nada mas le importaba, solo estaba concentrado, en que el dolor estaba ahí, que esos sentimientos no era suyos, pero que aquel abrazo dado por Midorima, era todo lo que necesita para ambos, para salvarlos a el, y a la pequeña Kazumi.

Y lo sabe, sabe que aquellos ojos verdes de la persona que le otorgaba ese abrazo, en ese momento, eran simplemente igual de preciosos, que los ojos de la madre de la pequeña. El destino había llegado tarde para Kazumi, pero lo recompensaba en ese momento, con él, y aquel gesto tan amoroso, fraternal y tsundere de su Shin chan.

Sintiendo la respiración acompasada de su compañero, que aun lo mantenía sujeto, se permitió sentir su propia pesadez, mientras que antes de sucumbir inevitablemente ante el dios de los sueños, llego a sus oídos un gracias, tan tierno, tan lleno de agradecimiento, y tan inocente, que entre toda la bruma del momento, se permitió responder al aire con una explendida sonrisa "de nada mi pequeña Kazumi", entregándose de nueva cuenta ante el mundo de los sueños, uno donde podía visitar a Kazumi, en donde él era feliz, y en donde cada noche que el temiera ese chico de cuencas esmeraldas estaría ahí para él, porque había vencido a la soledad, y porque creía fervientemente, que en todas sus vidas él estaría ahí para él, amándolo como él lo hacía, sosteniéndolo como en ese momento, y compartiendo esos abrumadores sentimientos, que lo ayudaban a rescatarse a sí mismo, de la obscuridad en la que había estado, desde mucho antes, de que el destino, decidiera darle una oportunidad.

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Muchas gracias por pasar a leer <3, ya saben jitomatazos, abrazos, besos galletas? LOS AMOO y nos leemos despues en las actualizaciones o nuevos proyectos. Los amo

~*Kaori


Suspiros del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora