TRES.

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Nuestro espacio seguro.

Así es como decidir llamar a aquel viejo atico en el que apenas llegaba la luz. Gracias por darme un lugar donde pudiera ser yo misma, aunque estuviera oscuro y húmedo, no te culpo por ello, porque sé que la calidez de tú corazón hacía que ese lugar tornará en un olor a lavanda fresco. Ambas tocabamos nuestras manos cuidadosamente, fingiendo que éramos jóvenes, fingiendo que éramos libres de las ataduras que nuestros progenitores nos habían proporcionado.

Ei, en esos momentos, en el que nuestros cuerpos se me mezclaban, no podía pensar en nada más que en tí, eclipsada por tu presencia, en la más subyacente oscuridad de ático, eres tú, lo que me hace sentir viva.

𝑪𝒂𝒓𝒕𝒂𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝑬𝒊  ||.   . [ EIMIKO ].   .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora