Capítulo 1 - Huérfano y Viudo

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Paradise, E.U, 1982.

Un torrente bañó la ciudad como de costumbre, los sectores más bajos sufrían por las inundaciones, aquel diluvio era la representación del infierno para los más pobres.

Un pequeño niño de once años, de nombre Marshall, volvía a su hogar caminando por aquellos barrios marginales, solo, a diferencia del resto de sus compañeros de escuela, quienes siempre iban acompañados de sus padres.

El muchacho no había traído paraguas, lo que le obligaba a andar debajo de los telones de los negocios en la avenida, para evitar mojarse. Exhalando un aliento denso que contrastaba con la atmósfera fría.

Entró en una pequeña despensa, dejando sus botas llenas de barro en la entrada, quería comprar algo para comer y refugiarse un rato de la lluvia.

Agarró una barra de granola y un par de chicles, quedándose un rato en la zona de las revistas para darle una hojeada a los cómics, ya que no le alcanzaba para comprarlos.

El resto de personas en la tienda también hacían lo suyo con normalidad, hasta que irrumpe un hombre, bastante alto, aparentaba unos 40 años, tuerto, con una cicatriz sobre la cuenca donde debería ir el ojo. Sosteniendo un martillo, con los brazos y la mano cargados de tinta en forma de cráneos tatuados.

El resto de clientes no tardaron mucho en salir al ver entrar a aquel sujeto, Marshall, ignorante de la situación, propia de su inocencia, es el único qué quedó dentro.

— ¡Randall! ¿Cómo va el negoció?

— preguntó el tatuado, dejando el martillo encima de la vitrina.

— Bastante mal, Eric — Respondía el dueño de la tienda, detrás de la caja registradora.

— ¿En serio?, pues yo lo ví bastante lleno de gente antes de llegar.

Ambos hombres no se dieron cuenta del pequeño niño que estaba dentro, aún sin entenderlo, Marshall sintió su pequeño cuerpo un poco más pesado de lo común.

— ¿Tienes lo mío? Randall.

— Eric, necesitó más tiemp...

— ¿Cómo?, ¿Perdón?

Randall estaba sudando, con la voz cortada y sin poder ver a Eric a los ojos.

— ¿Cómo dijiste?

— No tengo el dinero.

Hubo un pequeño silencio entre ambos, Eric viendo de reojo la tienda, divisando al pequeño niño en la tienda, aunque indiferente ante su presencia.

Eric tomó el martillo e interrumpió el silencio, reventando la vitrina a golpes y destrozando las cosas de dentro.

Marshall ante el escándalo sólo pudo ir a esconderse a una esquina, agachándose y cubriéndose la cabeza, temblando de miedo.

— ¡Te he dado un maldito mes!, ¡Randy!

— ¡Por favor no destruyas mi negocio! — Gritaba Randall, llorando.

Eric tomó del cabello a Randall, para estamparlo contra el único vidrio que aún no había sido destruido.

— ¡¿Crees que puedes estar tan tranquilo sin haberme pagado mi puta cuota?! ¡Tu negocio está cada día más grande!, ¡CLARO QUE TIENES EL DINERO!, ¡JODIDO MARICÓN!.

— ¡Está bien! Eric, ¡Te pagaré!

— ¡No me llames por mi nombre!, porquería.

Eric soltó del cabello a Randall para patear la vitrina, provocando que cayera contra el dueño.

Bloody Files: RemembranzasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora