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EDWARD CULLEN MIRABA EL ventanal de la sala de estar de la casa Cullen, ahí mismo, mirando la espalda de su esposo con tristeza estaba una débil joven con una gran tripa desvelando su embarazo, Bella, a pesar del shock inicial, había aprendido a amar la criatura que llevaba dentro, contrario a su querido esposo, la joven podía entender levemente el sentimiento que el vampiro se guardaba, más no podía dejar morir a su hijo, sabía que viviría arrepentida si lo hacía.

Pero Edward no podía dejar morir a su verdadero amor, igual que ella, él entendía el porqué Bella sentía eso hacia su "hijo" pero no podía, no quería, dejar morir a Bella.

A penas hacía unas semanas habían llegado a Forks, Bella tenía un embarazo de unos cuatro meses. Había comenzado a beber sangre humana para que lo que quiera que tuviera dentro no la comiera a ella.

—Edward...—Con un hilo de voz la joven llamó la atención de su esposo.—Por favor, sé que no quieres que esto pase así, pero... No lo odies.—Con la mano que no estaba sosteniendo un vaso con sangre frotó cariñosamente su vientre.

—Bella, amor, yo no... No puedo ver cómo esa... Cosa... Te mata poco a poco.

—No es una "cosa", Edward... Es nuestro hijo y... No me gusta nada tu rechaz-.—Bella no pudo terminar la frase ante una fuerte patada del interior de su tripa.

—¿Qué, Bella? ¿Estás bien?

—Sí... Sí...—Sus ojos brillaron con alegría, olvidando su dolor y miró con súplica a su marido.—Solo... Siéntelo, solo un momento.

—Bella yo no...

—Por favor...—Bella esperó algún movimiento y cuando Edward no se movió soltó un suspiro con cansancio y se apoyó más en el sofá.

Pero en el momento en que su espalda chocó suavemente con el respaldo Edward acarició su vientre con miedo y sin cariño realmente. La cara del vampiro se tornó en una mueca sorprendida cuando, gracias a su don, pudo escuchar los pensamientos de su bebé. De sus bebés.

—¡Bella! No hay uno... Hay dos...

—¿Qué? ¿Dos?

—Hay una niña... Le gusta tu voz, Bella.

—Esto es... Estoy tan... ¡Ugh!—No pudo terminar una frase gracias a las lágrimas, miró con suma felicidad lo contento que estaba su esposo por primera vez desde que se enteró del embarazo.

—¿Que ocurre? ¿Algo va mal? Bella... ¿Por qué lloras?—Alice, junto a Jasper y Rosalie entró en la habitación, preocupada al escuchar el llanto de su amiga.

—Bella, ¿Hay algo mal con el bebé?—La pregunta de Rosalie sonó agresiva, pero realmente se preocupaba por el bebé dentro de Bella.

Emmett al escuchar a su esposa preocupada llegó a velocidad vampírica donde la rubia se encontraba.

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