Chiara
un día de color grisáceo, todo estaba oscuro a mi alrededor.
¿Saben por qué? es mi primer día de clases en mi liceo nuevo, eso significa nuevas personas, nueva etapa, nuevos enemigos.
me senté en la cama medio dormida, y me quedé mirando un punto fijo como weona, estuve así por unos cuantos minutos hasta que sentí un golpe en mi cabeza.
—Cabra weona, vístete.— dijo mi mamá mientras que con la otra mano sostenía mi uniforme —toma, te lo planché—
—Gracias.— respondí medio dormida.
Miré el uniforme con asco, me quedaba horrible, terrible, horrendo, desastroso, en cambio, a otras niñas les quedaba perfecto, quien pudiera.
me puse la falda, las calcetas, la camisa y la corbata, me arreglé el cabello y comencé a maquillarme, era lo que más me gustaba de toda mi rutina, amo maquillarme, aunque a mi mamá no le gusta mucho, pero me tiene que gustar a mí, ¿no?
Había veces que sentía que nadie me entendía.
Solté un suspiro y tomé mi mochila para después bajar las escaleras e ir a tomar desayuno con mi mamá. Me senté en la mesa y me dispuse a comer, pero mi mamá me frenó.
—Chiara, vas tarde, comes allá, vamos.— dijo levantándose de su lugar.
Bufé y me levanté para ir a subirme al auto. Mi mamá me iba a dejar en el metro, mientras ella manejaba. Me iba dando algunos consejos. Cuando por fin llegamos, me despedí de ella y me bajé del auto para caminar hacia el metro.
baje las escaleras, pague con mi pase y baje nuevamente las escaleras esperando el metro. Cuando llegué, esperé a que bajaran para después subir. Estaba lleno el metro, me muero.
Cuando por fin me baje del metro después de hacer millones de combinaciones llegue al nuevo liceo, por fuera era grande y colorido, me gustaba, no era tan malo después de todo
Entre y lo primero que me paso fue que una paloma pasó frente a mi y me mancho el cabello con mierda, me quiero matar.
Frustrada salí corriendo de ahí mientras buscaba el baño, ¿Donde está el baño?
Quería llorar de la frustración, todo me estaba saliendo mal el día de hoy.
Cuando por fin encontré el baño me metí rápidamente y cerré la puerta, me acerqué al lavamanos y y comencé a lavarme el cabello, después de lavármelo por un largo rato termine, solté un suspiro y me amarré el pelo para disimular lo mojado que estaba.
Camine hacia inspectoria para preguntar donde estaba mi sala, un inspector me acompañó y me llevo a mi sala, la 16.
Después de subir escaleras llegamos a la sala, el inspector se despidió y se fue, solté un suspiro y toque la puerta.
A los segundos la puerta fue abierta por un profesor, este me saludó y me hizo entrar, con las piernas débiles por los nervios me costó caminar pero pude, cuando entre, había mucho ruido, observé todo, la sala, mis nuevos compañeros, todo.
El profesor se paró frente a la pizarra e hizo callar a mis nuevos compañeros, al verme todos se callaron altiro y comenzaron a observarme detalladamente, al instante me sonroje un poco, me daba vergüenza cuando me miraban demasiado.
—¡Silencio!— exclamó el profesor — Presten atención, ha llegado una compañera nueva, quiero que le den la bienvenida y sean amables con ella y que por favor la incluyan.— el profesor se giró a verme —Preséntate por favor.—
Solté uno de mis otros suspiros y me puse un mechón de cabello atrás de la oreja —Me llamo Chiara, tengo 17 años y...eso creo.— solté con inseguridad
La sala se llenó de aplausos y sonrisas, el profesor me asignó un asiento para poder comenzar su clase, cuando me senté la compañera frente a mi se dio vuelta y me regaló una sonrisa
—Hola Chiara, soy Sandra, un gusto.— extendió su mano
—Hola.— dije algo nerviosa para después estrechar las manos
—Eres muy linda por cierto.— me guiño un ojo —me gusta mucho tu cabello.—
—Ay.— sonreí de lado —Gracias, a mi me gusta mucho tu cabello también.—
Esta sonrió —Gracias linda.— esta se iba a dar
vuelta pero me miro y abrió la boca —Ah,
se me había olvidado por completo esta wea.— se golpeó la cara suavemente —¿Tienes un lápiz que me prestes?—Asentí —Si.— saque mi estuche y le entregue un lápiz pasta azul
—Gracias.
—No es nada.
La clase comenzó, en ese momento me di cuenta de que si prestabas atención entendías súper rápido, así que por un lado la clase no me aburrió ni tampoco me dio sueño.
Cuando la clase llegó a su fin,todos se levantaron y salieron corriendo al patio con sus amigos, yo como era nueva simplemente saque mi colación y salí, hasta que alguien me agarró del brazo, o mejor dicho, Sandra.
—Oye amiga, ¿Jugai' voley?— me pregunto mientras soltaba mi brazo
—Si, si juego, ¿Por que?
—Para que juegues conmigo y unos niños del 4B.
—Dale, de una.
Esta agarró mi mano y nos llevó al patio donde estaban jugando voley, básquet, futbol, donde te podía llegar millones de pelotazos.
Esta nos dirigió hacia un grupo de niños que estaban jugando voley, los saludamos y nos metimos a jugar.
La verdad es que jugaba poco voley pero no era mala.
Los niños jugaban un poco mal, y se les iba la pelota a todos lados, pero no importaba, ni que fuera la más buena ahí.
A mi no me salía tan derecho así que habían algunas veces que la pelota se me iba a todos lados, cuando en una me la tiran la tire a la chucha, y quien la tira, la va a buscar así que tuve que ir a buscar la wea de pelota.
Corrí a buscarla, estaba mirando el piso mirando la pelota fijamente, de un momento a otro la pelota chocó con los pies de alguien, levante mi cabeza y me di cuenta de que había un tipo de ojos color verdes y cabello castaño oscuro frente a mi.
Le sonreí y le pedí que me pasara la pelota, pero este lo único que hizo fue patearla y mandarla a la chucha.
—¡Oye saco wea la pelota no es mía, y las pelotas de voley no se patean!—exclamé molesta
—¿Y a mi que chucha me importa? Y no me vengas a decir saco wea, jetona.
—¿Perdón? ¿Como me llamaste?
—Dije.— este se acercó a mi oído —Jetona.—
Rápidamente agarre un mechón de cabello
De él y empecé a tirar, este soltó un quejido y también agarró mi cabello y comenzó a tirarlo fuertementeComo siempre, yo empezando las peleas.
Veamos que pasa.