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—¡Ya Jimin! Bájate de ahí. —Minjeong le grita desde su balcón, tirandole una piedra que estaba por ahí, en su lugar Jimin solamente baja los brazos desanimada. —¿No quieres que te cante la de cristian nodal?
— No seas payasa. —Jimim vuelve a encender su bocina y reproduce desde su mp3 la canción ilegal que descargo de un sitio de dudosa procedencia.
—¿Y si te llevo rosas-? —Minjeong le quita el micrófono en mal estado que saturaba su voz de las manos y apaga el mismo.
—¿Qué crees que haces?
—Ay bueno, estaba jugando.
—JUGANDO —Minjeong alza la voz, señalando con sus dos manos la camioneta que detrás traía un arreglo de flores. —Me lo tomé en serio. —Un suspiro pesado le indica que ya debe estar enojada.
—Pasa mejor, antes de que las chismosas de mis vecinas comiencen a hablar.
—Mejor que lo sepan ¿no? —Jimin para sus pasos haciendo difícil que la empuje antes de saludar a la mujer que desde su puerta las espía, ella y quien sabe quienes más de su familia, el punto es que era popular. —¡Ya métete!
—Bueno, ¿y qué quieres comer?
—¿Qué?
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