Sicuro

4.1K 534 65
                                        

Explosiones, disparos, gritos y llanto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Explosiones, disparos, gritos y llanto.

— ¡Lotería! — Ignoro a Salamaro para ir hacia la ventana asomándome para poder ver mejor.

Mi papá entra disparando hacia la Bratva, ambos se sueltan hasta que mi vista capta a ese adonis. Dominic Parker. Mi hombre chichón.

Parker — Baba — Me quedo muda por el sonido estúpido que suelta mi boca.

Todos dejan de jugar dejándome con Salamaro, me cuelo por la puerta entre abierta cuando lo veo cerrar los ojos junto a su arma. Observo las escaleras con flojera.

— Es más fácil subir que bajar. — Me quejo para comenzar a subir con cuidado.

Para mi suerte la ventana está abierta, el aire me golpea el rostro y me hace girar hacia la cornisa de la fortaleza. — ¡Baba! — El llamado a Parker sale como balbuceo, todos se detienen y me miran con pánico.

Parker me observa con horror, papá señala el lugar donde estoy y aplaudo de forma inconsciente pues ya se que voy a regresar con mi papá y con la única persona que no me dice gorda. — ¡No vallas a saltar! — Ilenko y Christopher se terminan uniendo pues hacen una escalera humana.

— ¡Bolita. Ven por favor! — Me giro y hago una mueca de como me llamó Salamaro por lo que gateo hacia la cornisa de la derecha intentando pararme sin éxito.

— ¡MALDICIÓN AMEERA! — Mi papá me grita y todos bajan sin éxito pues la gente no es suficiente, veo como extienden una sábana y se mueven por donde yo voy.

Me burlo llendo de un lado a otro pues a pesar de que se ven como hormigas me siguen a cada lado que voy.

Me resbalo un poco por el mameluco pues se atora con quién sabe que, me giro dándole la espalda a la orilla para jalar mi ropa, Sasha se acerca a mi intentando tocarme pero sigo jalando mi ropa con fuerza.

La tela truena y la mujer grita extendiendo su mano, siento el viento en mis oídos junto un vértigo horrible.

— ¡Ahí te voy san pedro! — Grito.

Escucho un quejido y me pequeño cuerpo se aferra a un traje, una mujer de cabello negro y ojos cafés me tiene en brazos con una cuerda amarrada en su cintura.

— ¡Gema! — Una mujer se acerca a nosotros y yo respiro de forma agitada, mi papá se acerca y me toma comenzando a examinarme. Me revisa los ojos, la boca, los oídos.

Y yo. Yo estoy con la adrenalina al máximo.

— ¡Viva México! — Grito alzando mis manos — Aplique la de Juan escutia. Solo me faltó la bandera.

— ¡Deja de reír. Maldita sea, me vas a matar de un puto susto. Ameera! — Me grita Christopher y me abraza besando todo mi rostro.

Me vuelvo sensible por el grito que hago un puchero, mi papá me pega a su pecho e ignora a todos, mis ojos pesan y me quedo dormida.

Me vuelvo sensible por el grito que hago un puchero, mi papá me pega a su pecho e ignora a todos, mis ojos pesan y me quedo dormida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Se tiró desde la punta de la fortaleza. Y la maldita gorda se río, se estaba riendo.

— ¡Maldición! — Grito golpeando el asiento del auto y Ameera sigue dormida como si no hubiera hecho nada.

Aprieto el puño pues me dan ganas de darle unas buenas nalgadas y mandarla castigada a china. Si antes era un peligro hablador en idioma bebé ahora lo era más. Ahora gatea y eso es un maldito problema y cuando comience a caminar será otro problema andante.

Me llevo la mano al pecho, por un momento pensé que la perdería, que mi hija que tanto había extrañado. Mi hermosa albóndiga iba a morir.

Gema acaricia las mejillas de Ameera a mi lado pues duerme en mis brazos, ruedo los ojos con molestia de que no hubiera sido yo quien la salvará pero sinceramente estoy agradecido.

— Gracias — Observo a Gema y ella me mira sorprendida pero sonríe — Gracias por salvar a Ameera, nadie estaba cerca y si no fuera por ti ella hubiera... — Me llevo mi mano al puente de la nariz llenándome de estrés.

— No te preocupes, no fue nada. Es una cosita preciosa e inocente que necesita cuidados, no quiero imaginar cuando caminé. Vas a tener que ponerle una cámara y rastreador. — Ríe — Es broma. No lo hagas. — Me mira.

Un rastreador...ese día cargaba unos, todos sus aretes tienen unos pero valla coincidencia. Tendré que ponerle uno.

Sostengo su brazo gordo donde va la vacuna y me muerdo la mejilla interna pensativo, ¿será buena idea inyectarle un rastreador?

Reviso la pierna de mi hija y mi mirada se oscurece al ver que tiene unas pequeñas marcas con rasguños, mi cólera sube y suspiro intentando tranquilizarme cuando ella se remueve.

Llegando al hospital militar, Alex, Sara y Regina están esperándonos. La última me quita a Ameera revisandola con cuidado y con precisión.

Svetlana despierta con molestia y hace un puchero, se la quito y se la entrego al pediatra para que la revise. Ignoro a todos esperando a que me digan los resultados.

Me cabrea que no tenga reacción, ella debió de extrañarme. Ella debía llorar al verme, estar conmovida no dormirse en mis brazos como una bola perezosa. Me daban ganas de apretar esas mejillas para que despertara y me observara como su Dios. Merezco que me vea con admiración ¿y que gané?

Nada. Ella me ve como un vil mortal. — Organiza la presentación, esa va a ser mañana mismo, sin retraso y sin demoras. No quiero más mierdas, tengo otra granada para explorar más de tus propiedades. — Amenazo a Alex.

— Yo cuidare a mi nieta.

— Oh no. Claro que no, Saeeda se quedará conmigo todo el día. Mi hija va a estar a salvo solo bajo mi superación. No voy a dejarla de nuevo contigo o Sara para que follen por ahí.

— Yo la cuidare — Dice mi abuela.

— No. He dicho que se queda conmigo, la vigilare toda la noche. Ella. — Veo por la ventana como golpea al pediatra cada que quiere tocarla — Ella puede tener pesadillas si duerme sola después de estar mucho tiempo lejos de su padre. Debe recordar mi cara. — Susurro lo último.

Ameera sale con cara de culo en brazos del pediatra y suelto una risa pues a ninguno de los dos nos gustan los hospitales.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Soy una...¡¿Bebé?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora