I. Interes

32 3 8
                                    

Parte uno cortilla pq soy huevon

para los q no saben q es huevon es convertirse en un huevo enorme grasias

...

La atmósfera de la mansión de Oletus siempre estaba impregnada de misterio donde cualquier cosa podia llamar tu atención, incluso una pintura toda exotica del año del caldo te dejaba reflexionando, en aquella mansion pasaban muchas cosas con las intensas partidas que podían causar rabia o incluso tristeza por los comentarios hirientes entre los compañeros de equipo.

En una tranquila mañana, Orpheus, sin nada que hacer, se sumergía en las pinturas de la mansión, encontrando en ellas una fuente inagotable de inspiración. Extraía hasta lo que parecía no estar implícito en las obras. A pesar de las a menudo caóticas partidas en las que se veía envuelto, escapando o siendo asesinado, en esos raros momentos de calma se entregaba a la creación de pequeñas obras literarias como buen novelista que era. Era capaz de sacar varias historias de una sola pintura, dejando que su imaginación diera vida a mundos y personajes que parecían habitar en aquellas telas.

Mientras tanto, Emil, en sus momentos de soledad apartado de su cuidadora y amante Ada, observaba atentamente su entorno. En una de esas ocasiones, quedó fascinado por la dedicación de Orpheus a su obra. Desde lejos, lo observaba trabajar en su pequeño cuaderno de notas, preguntándose qué historias se escondían tras esas páginas y cómo un simple trazo en una pintura podía desencadenar la creación de mundos enteros. Su deseo de comprender lo que veía impulsó su curiosidad.

—¿Qué es lo que escribe en ese cuaderno, señor Orpheus? —preguntó Emil, ansioso de conocer más.

—Oh, son solo algunas ideas para mis próximas historias —respondió Orpheus, sin apartar la vista de su escritura—. A veces, las pinturas de esta mansión me hablan, y yo solo soy un mediador para dar a contar algo que está más allá de una simple imagen.

—Me gustaría poder entender lo que usted ve en esas pinturas —suspiró Emil, con la mirada perdida en la obra que tanto le fascinaba.

—Cada uno ve lo que su mente le permite ver, querido Emil —dijo Orpheus, con una sonrisa simple—.

—Tiene razón señor, algún día usted podría narrarme una de sus historias, claro si usted esta dispuesto... ¡me pareceria interesante! —respondió Emil, con una chispa de curiosidad en sus ojos.

En ese momento, Orpheus, con una sonrisa amable, extendió hacia Emil un borrador de lo que prometía ser una mini novela de las mismas pinturas que ya habia sacado una de mil historias. Emil, emocionado pero nervioso, recibió el manuscrito con manos temblorosas.

—Toma, por si quieres echarle un vistazo —dijo Orpheus con amabilidad, dejando la frase flotando en el aire.

Sin embargo, la emoción de Emil se transformó en una mezcla de vergüenza y frustración cuando admitió: —Señor... Orpheus, agradezco esto pero... yo no sé leer. —dijo, con la mirada baja y una nota de apenado en su voz.

Un silencio incómodo pareció llenar la habitación, interrumpido solo por el suave murmullo de la brisa que se filtraba por las ventanas entreabiertas. Orpheus, con su habitual serenidad, respondió con comprensión.

—Oh... ya veo —dijo Orpheus, sin quitar su sonrisa—.


...

grasias por leer esta obra de la literatura mexicana no tengo nada q hacer saludos y bendiciones a la familia neta q les juro q escribiria algo mas """serio""" pero no estoy inspirado

Simple curiosidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora