Mirai se encontraba recogiendo sus cosas después de su entrenamiento vespertino, tomándose su tiempo, no había prisa alguna pues, al menos hoy, nadie la esperaba, así que se colgó la mochila en uno de sus hombros, se ajustó la roja bufanda que rodeaba su cuello, soltó un suspiro y puso su mejor sonrisa antes de emprender el camino hasta su hogar.
El cielo se había teñido en una variedad de tonos azules y naranjas, el color rosado poco a poco había desaparecido para terminar de dar paso al anochecer que comenzaba a cubrir el manto nocturno de Tokio. Mirai se permitió admirarlo por unos cuantos segundos, disfrutando de la inmensa calma que le producía, aun en un día tan turbulento como lo fue hoy.
—Hey, Mirai—escuchó que la llamaron a lo lejos y, cuando reconoció la voz, no pudo evitar que un pequeño escalofrío recorriera su cuerpo—. ¿Por qué no me esperaste?
Kojiro había llegado a donde ella se encontraba, el mono negro, característico uniforme del Toho, cubría casi cada centímetro de su cuerpo del creciente frío y, aunque Mirai todavía se sentía resentida por lo ocurrido hacia un rato, no podía mentir diciendo que la imagen del capitán, aunado a la embriagadora colonia que lograba percibir de él, no aceleraba su corazón.
—Buenas noches, capitán—saludó con formalidad, aun cuando había enarcado una de sus cejas cuando escuchó la pregunta dejar los labios del numero diez del Toho—. ¿Qué lo trae por aquí? Creí que su casa se encontraba en la dirección opuesta.
—Mirai—sentenció—. No actúes así. Ya te dije que lo lamento.
—Y lo escuché, capitán.
Kojiro se frustró ante lo necia que estaba siento la peli azul, lo cierto era que lo estaba molestando, porque sabía, perfectamente, lo fácil que era irritarlo.
—Mirai.
—Tengo que irme, capitán—avisó, acomodando nuevamente la mochila sobre sus hombros—. Nos vemos en el entrenamiento de mañana.
Sin embargo, sin previo aviso, Kojiro le quitó la mochila y se la colgó él en uno de sus hombros, antes de que tomara su mano con brusquedad y comenzara a caminar con la chica a su par.
—¿Qué está haciendo?
—Acompañando a mi novia a casa, ¿no te das cuenta?
Mirai frunció el entrecejo e intentó soltar la mano del pelinegro, pero este no se lo permitió.
¿Cómo venía a actuar así ahora?
—Ahora sí somos novios ¿eh? —masculló y, aunque intentó parecer enojada, a Kojiro le pareció adorable—. Pues en el entrenamiento no lo parecía.
—Ya te dije que lo lamento.
La chica soltó un largo suspiro y detuvo su andar, obligando a Kojiro también a detenerse, antes de fijar sus ojos dorados como el sol en el chico.
El capitán del Toho también la miró, y en sus rubíes Mirai pudo ver el destello de un sentimiento muy próximo al arrepentimiento y pena en ellos, aun cuando sus cejas estaban rectas en una línea y sus labios fruncidos con lo que parecía molestia.
—No te entiendo, Kojiro—confesó Mirai con pesar—. Te juro que lo intento, pero cuando creo que comienzo a descifrarte, solo me doy cuenta de lo equivocada que estoy. Y eso me frustra.
—¿a que te refieres con eso?
Mirai suspiró.
¿Por qué tenía que ser tan lento con lo que respectaba a sus sentimientos?
—¿es en serio?
La peli azul en absoluto era fácil de molestar, pero Kojiro siempre se llevaba el primer puesto en lograrlo. Decidida, giró en sus talones, dispuesta a marcharse de allí pues lo que menos quería era tener una discusión innecesaria con su novio.
Quien también era su capitán de equipo y a quien tendría que ver mañana en su entrenamiento, por lo que iniciar una pelea en estos momentos no parecía ser una grandiosa idea.
Sin embargo, Kojiro alcanzó a tomar la mano de Mirai antes de que ella se marchara y, con un poco de fuerza, tiró de ella hasta que logró pegarla a su pecho en una especie de abrazo. El moreno era un poco más alto que ella, por lo que la imagen de ambos era sumamente enternecedora.
—Sé de qué estás hablando, Mitsuki—aseguró, acariciando delicadamente su cabeza con una de sus manos—, y te pido una disculpa. Nunca me había sentido de la manera en la que tú me haces sentir y—Hyuga hizo un sonido indescifrable, denotando su frustración—, ¡demonios! —maldijo, revolviendo sus cabellos con la mano que tenía libre— ni siquiera puedo encontrar una manera de expresarme.
El corazón de Mirai latía tan rápido, que parecía salirse de su pecho, justo como también lo hacía el de Kojiro. Lo cierto era que la chica sabía que él no era bueno expresándose, justo como había sucedido en el entrenamiento, donde la había tratado de la forma más fría posible, que incluso podíamos equipararla con el frío que estaba haciendo en la ciudad.
Incluso había comenzado a nevar.
—Solo respóndeme algo, Kojiro—exigió la peli azul, sus ojos, que parecían un par de cálidos topacios resplandecientes, contrastaban con el clima invernal que los cubría con su manto, cuando miró las escarlatas del pelinegro—. Y quiero que seas sincero.
Kojiro soltó un suspiro, asintiendo ligeramente.
—Solo dime que sucede, Mirai.
—¿En verdad me quieres?
Aunque intentó, Kojiro no pudo evitar que de sus labios saliera una carcajada, cosa que, siendo sinceros, había enojado y desconcertado a Mirai a partes iguales. Por lo que intentó, una vez más, alejarse del capitán del Toho.
Pero este no se lo permitió.
—¿Qué pregunta más tonta fue esa? —espetó él—. Joder, Mirai, claro que te quiero. Y te quiero tanto, que parezco un imbécil buscando maneras de demostrarlo.
—No parece que lo intentes tanto, ¿eh?
La frase escapó de los labios de la chica sin que pudiera detenerla y Kojiro, al escuchar esas palabras, se enojó repentinamente porque tenía razón. Así que decidió demostrarle a Mirai, de la única manera que se le ocurría, que la quería.
Así que cuando Mirai sintió la calidez de los labios de Kojiro mientras rozaba los suyos, no pudo evitar las miles de sensaciones que recorrieron cada ramificación de su cuerpo, en un torbellino que desaparecía cada pensamiento coherente que tenía. Y dejó de resistirse, porque esa sensación de calidez que emanaba de Hyuga cada vez que realizaba acciones como esta, lograban ablandar su corazón.
Lo cierto era que Kojiro Hyuga simulaba ser como el Sol en Invierno, como aquel rayito de luz que te brindaba calidez al caminar por la sombra cuando las temperaturas descendían.
Mientras Mirai era como un frío día de invierno, como una brisa nevada que lograba calar lo más profundo de tu ser. Y, sin embargo, aun siendo dos polos completamente opuestos, se complementaban como uno solo.
Porque Kojiro necesitaba del frío de Mirai para ser el sol que resplandeciera, porque uno no podía subsistir sin el otro.
Porque solo tenían que ser ellos dos.
Como el Sol en Invierno.
🌙
Actividad para el #TeamSuperCampeones — ONE SHOT
xmoongiax, que sepas que no solo lo hice por cumplir, sino pensando en ti, espero te haya gustado, tqmmm<3 (es mi SHIP culposo, no me escondo)<3
YOU ARE READING
𝒞𝑜𝓂𝑜 𝑒𝓁 𝒮𝑜𝓁 𝑒𝓃 ℐ𝓃𝓋𝒾𝑒𝓇𝓃𝑜 - [Capitán Tsubasa - ACT]
FanfictionLa incertidumbre que le causa a Mirai los cambios repentinos de Kojiro, hace que surjan muchas dudas con respecto a su relación. No entendía como podía comportarse tan frío en ocasiones, y en otras ser muy cálido. Así que es momento de Hyuga para de...