Un café y un donut

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Tras escuchar la frase estás despedido por parte de mi jefe, mirándome con esos ojos color negro que tanto asusta al resto del personal, casi me desmayo.

-¿Porqué?-titubeo, un poco desconcertado, tras intentar volver a respirar con normalidad-me está gastando una broma...

-¿Crees que le he hecho venir a mi despacho, dejando su puesto de trabajo vacío, para bromear sobre algo muy serio?-contesta con otra pregunta seriamente, poniendo sus brazos sobre la mesa, acercándose más a ésta

-Pero...pero no he hecho nada malo, lo juro-me defiendo

-Losé, pero tengo que echar a dos porque no tenemos el dinero suficiente para pagarlos a todos, y todos trabajáis igual por lo que...

-Y tengo que ser yo-le interrumpo, vacilante-¿ha sido al azar o por algún problema personal hacia mí?

-No piense eso...

-¡¿Qué no lo piense?!-me levanto de la silla, enfadado-me he esforzado en este trabajo de mierda y usted me quiere echar. ¡No es justo!

-Ya está hablado, señor Payne-se levanta él también, pero tranquilamente-está despedido. Recoge tus cosas

Respiro hondo, aunque no me sirve de mucho. Pero, aún así, sonrío.

-Vale,no puedo hacer nada. Ha sido un placer trabajar aquí-intento mantener la sonrisa y, por supuesto, la postura

-Y nosotros de haberte tenido-me tiende la mano, la que acepto

-Gracias

Voy hacia la puerta, la abro y, al cerrar, pongo la llave, que está incrustada en el pomo. Cojo la llave y miro al frente, donde hay uno de mis ex compañeros a partir de ahora, mirándome extraño.

-¿Te ha llamado él?-pregunto, señalando la puerta. Asiente-te va a despedir

Primero me mira extrañado, pero al señalarme y asentir, abre los ojos mucho y empiezan a porrear la puerta. El jefe ya se ha dado cuenta. Sonrío a la puerta, y después al hombre.

-Si fuera tú ''perdería la llave''-hago comillas con los dedos, le doy la llave y él se va sonriendo al servicio

Voy a mi antes puesto, cojo una caja, que está en todos los puestos por si ocurre un despido sorpresa y empiezo a guardar mis cosas, que sólo está compuesta por un llavero colgado de una esquina de la pantalla de ordenador de una ''L'', que no sé que diablos hace ahí y no en el coche, unos papeles que elaboré hace una semana y cartas que me envían a este puesto, igual que a todos con sus respectivos puestos.Me despido de algunas personas a las que solo nos saludamos y me voy de la oficina dando un portazo.

Llego al aparcamiento y busco mi coche. Cuando lo encuentro, le quito el seguro, pero el sonido se escucha más lejos de donde estoy. Miro la matrícula del coche, no es el mío. Bufo y voy a por el mío; siempre me confundo de coche.

Arranco el coche después de introducirme en éste, dejo la caja en los asientos de atrás enfadados y salgo de ahí, maldiciendo en voz alta al trabajo, al jefe y a todo lo que se me viene por la cabeza, como si alguien me estuviera escuchando.

Mi estómago empieza a sonar, avisándome de que no he comido nada desde la cena. Ruedo los ojos y busco una cafetería cerca de donde estoy.Al no encontrar ninguna, voy a la siguiente calle, encontrando una ala izquierda. Aparco cerca, donde me permite sin estorbar, y voy hacia esa cafetería sin nombre, solo con una imagen de neon de un desayuno compuesto por un café y un par de tostadas en un plato.

Entro y el fuerte olor a café hace que mi estómago vuelva a sonar. Me siento en una de las mesas vacías. Cojo la lista para escoger qué pedir hasta que, al minuto, siento que me está tapando una sombra.Miro para arriba, visualizando a una chica aparentemente de mi edad o unos pocos años más pequeña, con un uniforme compuesto de una falda hasta las rodillas negra con rayas blancas, una camiseta dentro de tirantes blanca y unos zapatos negros. Lleva puesta una coleta arriba, mostrando su color naranja oscuro, dando a entender que es un tinte por las raíces marrones, al igual que sus ojos.

Un café y un donut |One shot l. p.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora