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Tercer capítulo ࿐

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Las oficinas de la firma de abogados Qixing era quizás para Xiao, uno de los lugares más acogedores. Algunas de las personas que él consideraba importantes se encontraban ahí, es más, tenía la posibilidad de verse casi todos los días mientras compartían el almuerzo o en las visitas esporádicas de alguno de sus amigos a su oficina cuando tienen el suficiente tiempo libre, además de claro, era acogedor el espacio, nada se comparaba con tener su propio lugar en dónde el mismo se organizaba como él deseaba.

Tampoco era como si él tuviera su oficina decorada con figuras de colección de Rex Lapis, como lo hacía Keqing, su supervisora. Era más simple, un par de fotografías ubicadas organizadamente encima de su escritorio en portarretratos, una planta de Qingxins (sus flores favoritas) y libros, muuuchos libros. También dentro de la "decoración" de su espacio dentro de la firma, había un pequeño tocadiscos, en sus tiempos libres Xiao también coleccionaba vinilos de sus artistas favoritos, además de tener un pequeño espacio en su corazón para algunas piezas clásicas, como el Danubio Azul, un gusto que él mismo consideraba un poco extraño, pero no por eso dejaba de amarlo.

Precisamente por todo esto, no le extrañaba que en la mañana apenas entrara a su oficina y dejara su abrigo colgado en el perchero, entrara Albedo con dos vasos de café, cómo acostumbraba a hacer todas las mañanas.

—Buenos días gruñón, ¿cómo te encuentras hoy?, el día está precioso.

Le sonrió y se acomodó aquellos mechones de cabello rubio que caían por encima de su delicado rostro.

—Buenos días Bedo, gracias por llamarme gruñón sin haber hecho nada. Y para responderte, un poco, no sé ¿nervioso?, Keqing me notificó de la asignación de un nuevo caso pero fue por medio de un email, según los detalles se ve bastante complejo.

—¿Oh sí?, qué raro... Normalmente notifican en persona —Toma un sorbo del vaso que dice su nombre, después le tendió el otro vaso a él. —Supongo que será alguna urgencia, aunque no tendría mucho sentido si te soy honesto.

—Eso mismo pensé yo.

Albedo le da una sonrisita en forma de decirle "tranquilo, estará bien", sin embargo, los detalles del caso fueron bastante concisos, ¿una demanda por una presunta intoxicación por parte de una empresa?, nada tan sorprendente, pero sí bastante difícil. Ese tipo de situaciones conllevan una serie de problemas dentro de ellos, pues como tal, no hay pruebas tan específicas que incriminen o involucren a una parte u a la otra, a comparación de por ejemplo, algún asalto o intento de asesinato, en las cuales habrían seguramente grabaciones cámaras de seguridad y cosas similares.

Sería realmente complejo, pero nada que Xiao no pudiera manejar.

—Bueno, te dejo —Alzó la mirada y enfocó a Albedo quien se había levantado de la silla en frente a la suya. —Tengo que ir a revisar unos documentos, ya sabes que se presentó un pequeño inconveniente con el caso en el que estoy trabajando —Rodó los ojos mientras tomaba otro sorbo del café. —¿Nos vemos en el almuerzo?

Asintió en respuesta y lo observó salir y cerrar la puerta, dejándolo sumido en sus pensamientos. Se le hacía inevitable no dejar de pensar en la forma extraña de la notificación, aunque tenía claro que preocupándose no hacía nada más que ponerlo nervioso, realmente sin justificación, no era como si fuera su primer caso en la firma o en su carrera, realmente todo lo contrario, tenía un buen historial de victorias en la corte, pero le gustaba mantener un patrón, un orden, y este se vio interrumpido.

palabras en el viento࿐ - xiaovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora