- Vamos a la fiesta de Gero o no? - Preguntó Clara en la llamada.
Yo odiaba a Gero, lo había odiado desde pequeña. Era suficiente verlo de lunes a viernes en el aula.
- Me parece buena idea. - respondí - ¿Con qué ropa vamos?
- Ay Lau, querida, como si tuviéramos más vestidos negros que los que compramos ayer.
¿Por qué tenía que ser un vestido negro? Porque a Clara le encantan y a mí no me desagradan. Clara y yo llevábamos siendo amigas desde los 8 años.
- Me voy a llamar a Pablo, nos vemos a las ocho en la fiesta. – Dijo con entusiasmo.
- ¿Es a las ocho?- Comencé a preguntar pero ya había colgado. Giré al reloj y ponían las seis y media de la tarde.
Corrí al placard mientras maldecía. De mi edificio a la casa vacacional de Gero había una hora de ida, me quedaba media hora para prepararme.
Quedaba poco tiempo y yo seguía de pijama, así que corrí por mi habitación sacando mi ropa.
Mi mamá escuchó desde el living el ruido de mi perfume Mujercitas de vidrio callendo al piso y se acercó corriendo.
Me encontró mirando a los vidrios esparcidos por el suelo. Era mi perfume favorito. Contuve las ganas de llorar cuando la ví. Era tonto llorar por un perfume de niñas.
- ¿Era el que te regaló tu abuela? – Asentí mordiéndome el labio inferior – Yo lo levanto, vos seguí con lo que hacías – Continuó mientras hacía el gesto de irse.
- Ma, ¿me podés llevar a la casa de Gero?
- ¿Tu amigo?¿hoy?
- Sí- respondí luego de hacer un gesto de asco cuando dijo "amigo"
- Pero vas a tardar... - Vió mi cara y cortó la frase – Bueno, ¿en cuanto tiempo?
- En media hora
Asintió y se fue a buscar la escoba. Miré otra vez al perfume mientras apretaba mis uñas con la palma de mi mano. "Es solo un perfume" me repetí pero sabía que era algo más.
Continué con mi búsqueda por el vestido para luego darme cuenta que estaba guardado en la bolsa apoyada a los pies de mi cama. Maldecí otra vez. Me vestí con él y unas zapatillas blancas mientras mi mamá levantaba el perfume y luego me maquillé tan rápido como pude. Me faltaba el delineado pero pensé que no haría falta. Veo el reloj, las siete menos cinco minutos. Era momento de correr.
- ¡Ma! – Grité mientras corría a su habitación. – Vamos ya, se hace tarde.
- Voy, voy – dijo mientras se ponía un buzo - ¿No te hace frío así?
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Estrellas de plástico
HumorQuerido lector: Perdón. Me vas a odiar. Soy Laura, y esta es la historia de cómo sobreviví a mi desarrollo de personaje. Quizá mi amiga les sirva de consuelo por las boludeces que hago. Les deseo suerte; aunque no sé si sirve de algo, ya que ni yo l...