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Las clases del día ya habían terminado, lo que habían hecho después de hablar con el director fue volver a clases, y así continuaron hasta el timbre de termino. Hora de salida justa era a las 14:40, no necesitaban guardar nada ya que ni siquiera traían un cuaderno no en sus mochilas, ninguno escribió.

Se quedaron unos minutos más esperando que la salida se despejará, estaban todos aglomerados. Una vez ya vacío los pasillos, decidieron salir, bajaron las escaleras hasta el primer piso.

Megumi con su celular en mano terminaba de enviar un mensaje — ¿Vas directo a tu casa? — le pregunta a su amigo.

— Si... Creo que voy a conectarme en línea, ¿Quieres venir? —

— De seguro tu hermano nos cortara el cable como la última vez —

— ¿Ah? Cierto, no te lo dije, Sukuna volvió a salir de viaje —

Megumi le da un golpe en la cabeza a Yuji — Como no lo dijiste antes —

— Lo olvide — Itadori soltó una carcajada — Jugaremos toda la noche — Yuji pasa su brazo por los hombros de Megumi, quien soltó una leve sonrisa.

— Tienes un vicio con los juegos — no quería admitirlo pero él también estaba un poco obsesionado con el reciente juego en el que estaban.

— Que más haré con mi tiempo libre —
Iban caminando uno al lado del otro, con Megumi con ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón.

— Estudiar — el susurro retumbó por toda la cabeza de Yuji, ninguno se dio cuenta, ni los grandes sentidos de Megumi ni la percepción de Yuji y su agudizada audición logro captar al extraño. Como si de una pluma se tratase, sin sentir presencia antes, estaba ahí, había llegado sin hacer ruido alguno, ni su respiración lograron escuchar.

Había llegado por atrás de ambos, puso sus codos sobre un hombre de cada uno, metiéndose entre medio de estos dos.

Ahora si lo escuchaba y sentía, el hormigueo en su oreja causado por la respiración del mayor. Le era molesto, antes de llegar a ellos no había nada, pero apenas hablo, él se hizo presente con un aura penetrante.

Itadori con un movimiento brusco quito el brazo de su hombro y se movió hacia atrás, normalmente hubiese dado vuelta y empujado el cuerpo tras suyo, pero no lo hizo, sentía que ni siquiera lograría mover un centímetro de él. Ahí estaba, el mayor de cabello blanco y piel pálida, con sus lentes de sol negros.

Miró a Megumi, quien también se había apartado. Ninguno emitió una palabra, pero como vio que a Megumi le empezaba a incomodar el pesado aire, Yuji decidió hablar.

— No te pregunté — dijo con el ceño fruncido.

— ¡Ou! Que frío — resopló — Solo hice una sugerencia, como mayor, es mi deber —  se inclinó en dirección a Itadori, quien podía sentir que lo veía fijamente, aún cuando sus ojos estaban cubiertos por esos oscuros lentes de sol.

— No la necesito, no hables como si fuéramos cercanos —

— No uses palabras tan crueles, romperás mi corazón — dijo con voz juguetona llevando su mano al corazón fingiendo tristeza.

A todo esto, Fushiguro no se atrevía ni a soltar un sonido, incluso trataba de contener la respiración. No quería acercarse y mucho menos cruzar mirada con aquel tipo.

Yuji sintió como alguien más venía acercándose  — Satoru — una voz externa hizo que Megumi y Yuji girarán en dirección de donde venía. Esto de alguna forma le causó un pequeño enojo a Satoru, la atención del alfa ya no estaba en él — ¿Que haces aquí? Creí que ya te ibas — Yuji quedo mirando ahora a este último en llegar, cabello negro, largo y recogido en un en un moño, dejando una mecha en frente.

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