El era de los amigos que siempre estaba cuando lo necesitaban. El que callaba y escuchaba sin juzgar, cuando yo lo abrazaba la tristeza desaparecía, no había nada mejor que salir juntos a pasear por el parque del barrio, el corría emocionado, era tan cariñoso y carismático. Sus ojos eran cafés y alegres, más que mi amigo, era una razón más por quien vivía.
Mi vida cambió una mañana de invierno, el viento soplaba fuerte y frío, las hojas de los árboles se movían bruscamente anunciando una tormenta.
Me acerque a mi amigo, lo encontré débil y sus ojos ya no mostraban ese brillito y alegría que lo caracterizaba. Lo besé y mientras lo acariciaba le pregunté..."¿Por qué te ves así?"
El calló como siempre, pero no necesitaba decirme lo que pasaba porque al mirarlo yo notaba que algo no andaba bien, pero no me preocupe, muchas veces solo nos sentimos desanimados, creí que eso pasó... Y me duele recordar que creí mal.
Esa tarde yo debía ir en casa de mi abuelo para hacerle compañía como todos los fines de semana, así que me acerque nuevamente a mi amigo y le susurré al oído..."Mañana vendré iremos al parque y veras como te mejoras del desanimo"
Lo besé y el me correspondió mostrando alegría en sus ojos por última vez antes de irme.
Algo cambió en mi ese día, sentía una incomodidad en el pecho, unas ganas de volver a casa increíbles y jamás, jamás me había pasado algo así.
Al día siguiente fui despertada bruscamente. Mi tío tenía el teléfono en manos, me miró con unos ojos que sin hablar me decían que algo malo pasó.
Lo mire con cara de duda y el hablo..."Es Taison, tu madre acaba de descubrir que amaneció sin vida"
Mis ojos quedaron mirando un punto fijo en el suelo y mi mente procesaba lento lo que mis oídos ecababan de escuchar.
"No es para tanto, podrás tener otro perrito si quieres, hay muchos en el mundo"
Odiaba escuchar esa frase y se que mucho de ustedes pensaron lo mismo. Solo quien tubo un amigo como el mío y lo perdió entenderá lo que se siente.
El no era solo un perro, era mi amigo.Cuando llegue a casa, lo vi acostado en el suelo, yacía muerto sobre el tapete con sus ojitos cerrados, parecía solo estar durmiendo y en ese momento me hubiera encantado que así fuera. Las lágrimas no caían de mis ojos, pero podía oír como mi corazón crujía y se rompía en mil pedazos, estaba tan triste que no podría describir mis penas y lo malo de todo esto es que mi curita ya no estaba conmigo en carne y alma.
Me alejé de su cuerpo inerte luego de besarlo por última vez. Me senté sobre el césped donde solíamos jugar los días de caluroso verano o en aquellos días de frío otoño, veíamos caer las hojas al suelo y nos dábamos un fuerte abrazo cuando el viento soplaba. Cerré los ojos fuerte y apreté los labios para no quebrarme, imagine esos momentos viéndolo correr por el parque con la lengua fuera y meneando la colita cada vez que lo llamaba por su nombre, jamás podría olvidar su pelaje negro y sus ojos lo reconocería incluso en otra vida. Pero hay algo que recordaré cada amanecer, cada puesta de sol y hasta el día de mi ocaso tendre dentro de mi ser, los momentos en que lo abrazaba y sentía mi vida completa.Han pasado años y aún es una herida que no ha cicatrizado y me temo que jamás lo hará, desde ese día pensé que jamás podría querer a alguien de esa forma, pero me equivoque. Siempre tenemos amor de sobra para dar y también lugar de sobra para recibirlo.
Hoy en día tengo otro amigo, y aunque no se parezca en el color de pelaje a Taison, tiene el mismo brillo y alegría en sus ojos pero lo que siempre voy a agradecer es que también me quita las penas y tristezas con un solo abrazo.
FIN
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Mi amigo
Short StoryAún recuerdo tus ojos cafés, tu mirada alegre, los abrazos que te daba y todo tu ser. Como olvidarlo, si me enseñaste que se puede amar a pesar de las diferencias. Me enseñaste también que el color negro no representa la tristeza porque tu para mi r...