LA DESGRACIA DEL HADA

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La desgracia del hada 

Un cuento corto para todo aquel que le arrancaron un pedazo de su vida.

Comenzaremos como si esto fuera una historia clásica.

Había una vez en una tierra mágica, donde los sueños se cumplían, los atardeceres estaban llenos de colores cálidos e intensos y donde trabajaban pequeños cuerpos agraciados por la madre naturaleza.

En la noche dentro de un capullo, donde los pétalos se soltaron elegantes, las luciérnagas danzaron y la luna gustosa bostezo.

Nació una pequeña, sostenida desde el aroma frutal, con rubores delicados, perfumada con pequeñas cantidades y con un largo de cabello que tapaba con intensidad su cuerpo.

Se les llamaron "hadas" a estas criaturas que poseían la belleza dentro de flores.

La isla mágica celebró con dicha, tomaron
algodón para crear su ropa, adornaron su cabello y sus delicados pies fueron creados con plantas.

La pequeña hadita tosió agitando su naricita y unas alas de cristal hizo que su cuerpo se elevará sin control.

La celebración dio paso a que su nombre fuera igual al de su flor "Tulip".

Pero ella era muy tímida, se escondía dentro de las flores para que así nadie pudiera verla.

Un día decidió ir al estanque, donde pequeños y coloridos animales acuáticos saltaban para admirar su belleza.

Pero tropezó con la hoja y quedo enterrada en el agua.

A lo lejos un hombre miró esta escena y como todo un rufián entró a salvarla.

En sus brazos encontró un cuerpo sensual, un cabello llamativo, colores jamás vistos en la creación y un fuerte aroma que lo enloqueció.

La toco poco a poco, sin dejar de poderse creer lo que tenia en sus manos, cuando el hada despertó agitó sus alas y se alejo de ese tipo de animal agitado.

El pidió disculpas, no había forma de resistirse a la tentación que sus ojos proclamaban y entonces beso con delicadeza las pequeñas manos de flora.

Los días continuaron, el hada todavía no se encontraba segura pero cada atardecer aquel hombre llegaba para contarle de sus viajes en barco y todas sus aventuras.

Ella fascinada dejo endulzar sus picos de orejas y dentro de ella sintió un latido profundo.

El hombre le prometió llevarla al final de la isla donde se encontraban todos sus tesoros pero antes necesitaba de su magia.

Tulip lo llevo encantada con la naturaleza hasta ese lugar que indicaba un papel extraño con tintes diferentes.

El hombre explotó de fascinación cuando vio todo el oro de la cueva, pero tanta emoción que no entendía la pequeña hada por que para ella todo ese material no era hermoso.

Su fantasía eran las flores, sus hermanas bailando alrededor, cuando pequeños puntos iluminaban su alrededor desde arriba y el ¿oro? Que podía ser más mágico que el mundo que le rodeaba.

De tanto quedarse en sus pensamientos sintió de nuevo un calor que le quemaba la piel y cuando miro un líquido se derramó en su espalda.

El hombro cortaba filoso sus cristales preciados, atacaba con rudeza, lastimaba su inocencia y metía sin escuchar sus gritos.

Pero el guardián de la isla apareció, una figura cruel, boscosa, despertó al oír la crueldad de su mundo.

Tomo al hombre en su gigante brazo y lo apretó hasta que solo se escucharon los sollozos de la pequeña hadita.

La tomo en sus manos líquidas rojas y la abrazo hasta que finalmente ella pudo dejar de temblar.

Miro por el agua su espalda y con horror dio un grito lleno de odio.

El gigante jamás visto la arreglo, con barro unto para cerrar sus heridas y con hilo dorado coció parte de sus alas.

La desgracia del hada fue amar lo que nunca había sido amado.

Así fue como Tulip cuido de su ternura y recolectó polen junto con sus hermanas.

La marca de lo sucedido quedo tallada como una constelación y jamás volvió a volar.

Pero ahora ella cuidaba de las nuevas hadas.

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