Capítulo. 1

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La luz de la mañana entró por las ventanas de su habitación. Sintió molestia al sentir los rayos de sol directamente en sus ojos cerrados, por lo que frunciendo su entrecejo, abrió con pesadez los antes mencionados, intentando acostumbrarse a la claridad del ambiente que ahora tenía.

¿Qué tan tarde era?

— Buenos días, joven amo.

Ciel abrió los ojos por completo, admirando a un lado suyo a Sebastian, el mayordomo que siempre venía a darle los buenos días. Como usualmente solía hacer, llegó con un carrito que portaba su té de la mañana, para terminar de despertarlo y activar todo su cuerpo.

— Para el té de la mañana, traje su favorito, Earl G-

— Earl Gray — murmuró el Conde, fijando su mirada aburrida en los ojos dorados del demonio.

Sebastian lo miró fijo un momento, sin embargo, en poco tiempo sonrió como era de costumbre.

— Así es, joven amo. Espero que sea de su agrado.

El peli azul simplemente tomó la taza recién servida entre sus manos y comenzó a sorber lentamente de ella, disfrutando el sabor. De vez en cuando también relamía sus labios, gustoso.

— ¿Qué horas son? — preguntó finalmente Ciel, sin fijar la mirada en su mayordomo.

— Apenas van a dar las diez de la mañana, señor — respondió Sebastian, totalmente tranquilo.

Ciel abrió sus ojos como platos, al mismo tiempo en que un jadeo salía de su garganta cuando recibió el líquido hirviendo directamente en su ropa. Accidentalmente derramó algo de té, debido a la impresión que recibió.

— ¡¿Las diez?! ¿Por qué decidiste despertarme tan tarde, Sebastian? ¿Tienes idea de todo lo que debía hacer hoy? — abordó Ciel al peli negro, comenzando a sentirse enojado.

Sebastian rió un poco.

— ¡¿Por qué te ríes, estúpido?!

— ¿No tiene la menor idea de lo que le sucedió, no es así, joven amo?

Ciel inmediatamente frunció su ceño, confundido.

— ¿De qué estás hablando?

Sebastian mantuvo su sonrisa un momento, y luego tomó la taza de las manos del adolescente, colocándola nuevamente en el carrito. Poco después tomó la muda de ropa que el Conde usaría para el día de hoy, y la dejó a un lado, finalmente se acercó al de ojos bicolor, comenzando a desabrochar el pijama que llevaba puesto, como era lo habitual.

— Podríamos decir que se excedió de copas ayer — fué todo lo que respondió el demonio, sin borrar su sonrisa de burla.

— ¡¿Ha?! — ahora Ciel estaba completamente pasmado.

— ¿De casualidad recuerda que ayer fué el cumpleaños de su prometida, señorito? — Sebastian arqueó una ceja, mirando directamente a los ojos a su amo.

Pasos Para Enamorar a un Demonio [SebasCiel]. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora