encuentro

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(Aerith)
En sueños me canto y vino a mi, mi nombre pronuncio, yo lo sentí, es esto un sueño más o al fin te vi, fantasma de la opera ya estas, ya estas aquí.

(Aerith)En sueños me canto y vino a mi, mi nombre pronuncio, yo lo sentí, es esto un sueño más o al fin te vi, fantasma de la opera ya estas, ya estas aquí

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Entró a su cuarto y tiró la puerta con fuerza, estaba hecha un mar de furia por todo lo que le había sucedido. Porqué su madre no lo entendía?,ella quería ser un gran tenor como Rolando Villazón, o Pavarotti, pero esto a su madre le parecía lo más patético y absurdo.

Su madre siempre buscaba compararla con sus demás primos que estudiaban Administración, Economía o Ingeniería, le decían que debía buscar una carrera que si le dejara dinero y que la música no lo haría.

- Tsk... por que solo no me dejan ser... no quiero ser como mis familiares, quiero ser yo

Miró por la ventana y vio la fina noche adornar el firmamento, observó también como las estrellas brillaban en lo más alto... ella quería brillar también, brillar por el talento que sabía que tenía pero que los otros no reconocían.

De pronto, recordó que un amigo de estudio le había mencionado sobre una capilla desolada en uno de los barrios próximos al suyo... no quería ser una rebelde pero su madre no le dejaba alternativa; puso seguro a su puerta y con agilidad salió por la ventana y bajo por el gran árbol junto a su casa, agradecía infinitamente que ese árbol fuera un tesoro familiar, puesto que de no serlo así, lo hubiesen talado.

Cuando estuvo en el suelo, miró a su cuarto, se arrepintió por un segundo pero ya lo había hecho... ya no había marcha atrás. Caminó durante unos 30 minutos, siendo cuidadosa pues ya era muy de noche y sabia de los peligros del mundo nocturno; finalmente logró dar con el lugar, era una capilla de aspecto desdeñoso y mugriento, pero esto no le importaba, tan solo necesitaba un lugar en cual pudiera practicar sus clases de ópera.

Entró con sigilo al lugar, examinándolo con su ámbar mirada, la estancia estaba llena de polvo y también de inmensas telarañas, esto tan solo evidenciaba los años de soledad por los cuales había pasado tal capilla.

Miró los vitrales y quedo maravillada con estos, podía ver el bello arte barroco a través de la suciedad, los bellos ángeles de cabellera dorada, sus níveas pieles, sus armónicos instrumentos... todo le gustaba.

Caminó hasta al fondo y llegó al antro donde se dictaba la misa, allí estaba la mesa con el característico cáliz cristiano y uno que otro libro, se acercó y los tomó para ojearlos continuamente; para su sorpresa, estaban escritos en latín.

Los empezó a leer entendiendo solo un poco, pues en sus clases le habían enseñado unas cuantas palabras; miraba tan ensimismada que no se percataba que desde el piso de arriba unos ojos la miraban con curiosidad e intriga.

Dejó el libro en el mismo lugar y luego de su mochila sacó unas hojas, las acomodó y después hizo unos ejercicios modulares para comenzar a cantar. Mientras entonaba, escuchaba como su voz retumbaba en el solitario lugar, su voz en forma de eco sonaba más fuerte pero a la vez más clara a sus oídos.

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⏰ Última actualización: Jun 05 ⏰

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EL FANTASMA DE LA OPERADonde viven las historias. Descúbrelo ahora