1. Novicia

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En cuanto se enteró sobre este ritual, una batalla entre magos que comenzaría dentro de poco en su país de residencia Kazemi comenzó a prepararse con gran seriedad. Sólo tenía seis meses, aun así, consiguió todo el material de estudio que pudo, tanto de la biblioteca familiar como de algunos otros textos que había encontrado en cajas viejas ocultas en el armario que su padre dejó olvidado tras aquel terrible divorcio con su madre.

Ella es una maga, pero al mismo tiempo no lo es.

Nació como parte de la quinta generación de magos en la familia Iwakura, pero no fue la única. Es la tercera hija, la hermana más pequeña de trillizos. Como la más pequeña, aunque haya nacido con buenos circuitos mágicos no tenía derecho a aprender la magia de su familia, eso le correspondía a su hermano mayor; siendo la última en nacer su única aspiración en la vida sería ser adoptada por algún mago que no pudiera tener descendencia para aprender las artes de este o esperar a crecer, casarse y así ser ella quien diera luz a una nueva generación de magos, esto claro está sin aprender ella ningún arte.

Sin embargo, ella aprendió.

No debía, pero aprendió, y aquí está ahora con la ambición de entrar a esta falsa guerra y probar su valía como mago. Es el orgullo el que la impulsa, la juventud y tal vez la estupidez lo que la mueve. No le dijo a nadie cuáles eran sus intenciones, simplemente vendió casi todo lo que tenía para comprar un boleto de avión hacia Cauda y se mudó con la excusa de que reanudaría sus estudios ahí. Su madre aceptó sin hacer preguntas porque anhelaba que sus hijos tuvieran una vida alejada del cruel mundo de la magia, sólo le dejó como única condición que se mantuviera en contacto con ella y sus hermanos.

En cuanto llegó a la ciudad junto al mar buscó trabajo, necesitaba dinero para mantener sus gastos más básicos, en cuanto al techo ya lo tenía cubierto. Se quedó en un pequeño departamento que pertenece a la familia, este se ubica en una zona bastante céntrica de la ciudad, por lo que no se le dificultará ir y venir a casi cualquier lugar.

Los preparativos estaban casi listos, tenía el dinero, el techo... pero no un taller, ese lugar no era lo suficientemente grande para hacer ni siquiera un círculo de tamaño cercano al de las especificaciones del ritual, además las líneas Ley del complejo de departamentos no eran compatibles con aquello que había traído desde la ciudad de donde vino. Esto era un trozo de piedra, el fragmento de algo que ni siquiera ella sabe que es, pero se ve antiguo, valioso e importante a pesar de no entender su forma, lo que tiene escrito o si quiera si funcionará, pero es su única esperanza.

"Perdóname, mamá." Ella suspira, esa piedra que ahora contempla entre sus manos la tomó de entre las cosas que Irune, su madre, tenía guardadas en su estudio. Su trabajo es ser curadora del Museo de Historia Natural de la Ciudad de México, esa piedra llevaba meses en el estudio y su madre no hablaba de ella, aunque le preguntaran, así que Kazemi imaginó que Irune no notaría si simplemente desaparecía. De todas formas, se sentía mal como si tuviera 5 años otra vez y estuviera robándole cambio del bolso, ya le devolvería la piedra con sus explicaciones cuando todo esto terminara.

Por ahora su tarea más importante sería encontrar el lugar propicio para el ritual y comenzar los preparativos, no faltaba demasiado para que todo esto comenzara y no quería quedarse sin un puesto. A pesar de tener esta ansiedad interna en su mano izquierda ya se habían grabado los sellos de comando, cosa que le aseguraba un lugar en esta guerra quisiera o no por obra y voluntad del Grial.

"¿Dónde será el lugar apropiado?" ¿Cómo podría si quiera saber? En las instrucciones viene solamente cómo hacer el círculo, el cántico, pero no el procedimiento para encontrar el lugar adecuado.

"Ah, espera..." Mientras caminaba por las calles de los suburbios, cerca de una carretera que iba directo a la ciudad vecina ahí estaba. Una casona abandonada y reclamada casi en su totalidad por la madreselva, sus paredes son de madera y el techo de paja, aun así, se mantiene entera y casi intacta. Al pasar cerca de ese terreno algo le dijo que ese era el mejor lugar, quien sabe si la piedra, los sellos de comando o su conciencia. Entró al lugar, estaba hecho un desastre como era de esperarse.

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⏰ Última actualización: Jun 06 ⏰

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