Siempre fue inevitable

Siempre fue invisible

Harry Potter estaba acostumbrado a que el universo le hiciera la vida infinitamente más difícil. A la edad de 23 años, cinco años después de la guerra, estaba absolutamente harto de ella porque la situación actual parecía más permanente de lo que jamás lo hubiera sido una profecía. Ron Weasley tenía que ser de quien Harry se enamorara perdidamente. Era una broma de mal gusto del universo cuando sabía que esa era la única persona de la que Harry nunca podría superarlo y seguir adelante.

Ron era demasiado especial, demasiado ya de Harry en todas las formas en que puede serlo sin cruzar la línea platónica (aunque, hay que admitirlo, ha estado muy borrosa desde que Ron y Hermione se separaron meses después de que Harry y Ginny lo hicieran). También era la persona que Harry más extrañaba en el mundo y eso inexplicablemente se demostró cierto algunas veces. La angustia cuando estaban separados era peor que el profundo anhelo de más que Harry sentía constantemente en presencia de Ron.

Lo que empeoró las cosas para Harry fue que él y Ron se declararon bisexuales después de sus respectivas rupturas. Saber que su atracción podía ser correspondida y no lo era fue un golpe bajo para Harry. Intentó aumentar su autoestima saliendo y coqueteando con diferentes personas, pero su corazón sólo estaba dispuesto a coquetear de verdad con Ron y el pelirrojo los tomó como intentos de práctica o como bromas. Por desgracia, su único consuelo, y Harry sabía lo mal que lo convertía en amigo, era que Ron no estaba teniendo mucha mejor suerte en el departamento de romance. Ron ni siquiera tuvo que exponerse: la gente se sentía atraída por él como si su cabello rojo fuera la luz más brillante y ellos fueran polillas. Eso volvió loco a Harry y tuvo que tragar mucho alcohol para reemplazar los amargos celos que lo llenaban con el sabor de algo aún peor.

En opinión de Harry, Ron parecía estar buscando algo que no encontraba. Harry no sabía qué era eso y tampoco estaba seguro de que Ron lo supiera. Sin embargo, se alegraba de que a su mejor amigo no le rompieran el corazón una y otra vez. Habría sido horrible verlo. Ron era la única persona que Harry había podido consolar. No manejaba bien cuando la gente lloraba, pero como siempre, Ron fue la excepción. Harry nunca quiso ver a Ron derrumbarse como lo hizo después de destruir el relicario de Riddle nunca más

Últimamente, sin embargo, Harry notó que Ron estaba empezando a prestar atención sólo a los tipos que no tramaban nada bueno. Le asustó. No tenía ni idea de por qué Ron de repente iba por el camino de los cabrones que en realidad tenían el rango emocional de una cucharadita. Hermione acusó erróneamente a Ron de haberlo tenido una vez. Harry lo odiaba e intentaba con todas sus fuerzas no dejar que Ron se fuera a casa con uno de ellos cuando salían a bares y discotecas.

Por eso actualmente estaba sentado en una mesa con su mejor amigo en un pub. Era sábado por la noche y habían pasado algunas semanas desde que llegaron a la ciudad. Harry sospechaba que el reciente compromiso de Ginny con Luna tenía algo que ver con el motivo por el que Ron sugirió salir. Ron finalmente se había sentido cómodo con su posición en la familia Weasley, pero todavía se enojaba cuando Ginny alcanzaba hitos antes que él.

"Voy a traer más bebidas", dijo Ron mientras se deslizaba de su asiento y tomaba sus vasos vacíos. Harry asintió y trató de no mirar el trasero de Ron mientras se alejaba, pero era difícil no hacerlo cuando Ron llevaba sus jeans más viejos y ajustados.

Su línea de visión fue interrumpida por una mujer de otra mesa. Harry se obligó a sonreír mientras la miraba. Ella era realmente bonita. Su cabello rubio rojizo y sus ojos azul pálido complementaban perfectamente su piel bronceada y su sonrisa nerviosa. Harry se obligó a alejar los pensamientos de cabello rojo brillante, ojos azules brillantes y pecas y trató de centrar su atracción en ella.