About Love © (BORRADOR)

CUATRO

CUATRO

La dulce tentación puede provocar inclinaciones equivocadas.

Estando en clases la profesora nos manda a realizar una carta de San Valentín para confesar nuestro amor hacia una persona y debemos ser lo suficientemente valientes para hacerlo delante de todo el salón y así superar los miedos. Tengo nervios a flor de piel, yo sé que Charlie sabe que le gusto, pero los demás no y es aterrador pensar en cómo van a reaccionar cuando se enteren.

Van pasando uno en uno y cuando me toca, suena la campana y ya no puedo decir nada. Kate y yo nos vamos a nuestro espacio donde comemos sin que nadie nos moleste.

—¡El rey está en el colegio buscando a su hijo! —exclama uno de mis compañeros de clases. Tanto Kate como yo nos paralizamos, si es cierto que mi padre anda por estos lares, no sé que voy a hacer—. Su hijo estudia con nosotros —siento que mi corazón no está preparado para esto, pero debo llegar a tiempo antes que sea muy tarde. Le digo a Kate que me espere en el salón.

Llego hasta la entrada del colegio y mi padre está allí con quince guardaespaldas custodiándolo. Su mirada hacia mí es serena y se nota que está feliz de verme. Mucha gente nos observa y yo intento calmarme y respirar hondo y profundo.

—Me hubieses avisado que vendrías —le digo en tono normal.

—Solo quería saber cómo estabas antes de irme a una reunión. ¿Todo está bien?

—Si, padre, de maravilla.

—Ya tienes tatuajes, piercing, todo un principe moderno.

Las personas se asombran y todavía insisten en quedarse para seguir escuchando y luego venir con el chisme después. Me parece tan patético que no tengan ni un poco de respeto, la curiosidad es más grande que los modales y no les interesa ser corteses.

—Cuídate, hijo. Nos vemos en la cena.

Me despido de él y voy corriendo hacia el salón para que nadie me haga preguntas. Al llegar, el rostro de Charlie está normal, y sigue charlando con sus amigos como si nada. El profesor llega y todos guardan silencio.

—Continuemos con San Valentín. La profesora Rosie me pidió personalmente que continuará con las cartas, ya que es una actividad que se realiza todos los años en el colegio —recalca el profesor—. Sus talentos los van a demostrar hoy en la tarde y no mañana según el comunicado del director. Tendrán la oportunidad de mostrar sus talentos a personas desconocidas, y también gente que están interesados en ustedes para una beca en la universidad —hace una pausa y sigue—. Quien desee empezar es libre de pasar hacia al frente.

¡Tú puedes, Edward! ¡No seas cobarde! - pienso dándome ánimos.

Soy el primero en levantarme y me pongo al lado del profesor. Estoy nervioso, mis manos sudan, nunca he sentido pena por nada, me gusta como soy y sé que si a nadie le agrado no seré infeliz por eso, pero temo que nunca podré ver a Charlie, y eso me deprime porque aunque él sepa que lo amo, no es lo mismo que decirlo a todo público y quién sabe cómo lo tomará.

—No es necesario que lo vuelva a repetir, pero te amo y si mis palabras no tienen un efecto en ti, no dejaré de hacerlo. Eres la persona más increíble en todo el universo, sin ti no tendría motivos para vivir. Yo sé que vas a golpearme por decirlo, no aguantas que tu hombría se desplome y mucho menos que tus amigos lo sepan, pero no puedo quedarme callado y es doloroso enfrentarlo. Es como sentir que nada valió la pena, que todo este tiempo fue en vano, que quizás debería de irme yo y no tú para que estés feliz nuevamente. Lamento mucho que te ame, sí, es un delito y puedo ir preso por eso. Solo espero que seas feliz con ella, Charlie —nadie dice nada, todos están en silencio, soy yo y mis lágrimas—. Lo siento.

Los demás tienen conmoción y esperan que Charlie diga algo al respecto, pero parece estar pensativo. El profesor se limpia las lágrimas y pide que me vuelva a sentar en mi puesto.

—¿Alguien más?

Todos entregan la carta al profesor y siguen observándome como si diera lástima. Kate no puede creer que nadie haga una opinión horrible acerca de mí y no comprende como mi carta ha paralizado a la clase entera.