Capitulo 1

3 1 0
                                    

¿Alguna vez te haz puesto a pensar que tan rapido se va el tiempo?.

¿Cómo la vida pasa frente a nuestros ojos y la mayoría de nosotros no lo sabemos apreciar?.

Eso fue una de las cosas que pensé cuando desperté en una habitación de hospital, con el cuerpo dormido y miles de cables conectados a mi cuerpo.

Sentía todo mi cuerpo adormecido, mi boca seca y un dolor de cabeza insoportable. Los ojos me pesaban, como si quisiera seguir durmiendo por siempre.

Estaba sola.

Sola en una habitación completamente blanca y lo unico que se oía era la maquina que marcaba mi pulso.

Sentí pasos fuera de la habitación, pero aún así no me quise mover.

De pronto habían dos personas frente a mi. Me miraban sin ninguna expresión en el rostro.

—Buenas tardes. Soy el doctor Richards —se presentó con una sonrisa el señor de cabello oscuro frente a mi —Soy la persona que estuvo checando que estuvieras sana y a salvo durante estos meses.

—Ah.

Espera. Dijo... ¿Meses?.

¿Cómo que meses?.

—¿Me podria decir si recuerda algo? —La enfermera me tendio un baso con agua para calmar la sed que tenía.

—Yo... no estoy segura.

—¿Qué es lo ultimo que recuerda? —Me miraba atentamente, con su lapiz y libreta.

Recordaba exactamente bien todo. Recordaba como se sentía el viento dosordenarme el cabello y chocar contra mi cara. Recordaba como se sentia ese mini hormigueo por todo mi cuerpo antisipando el impacto.

—No. Yo no recuerdo nada —Mentí. Necesitaba ocultarlo todo.

—Entiendo —asintió —Es normal en estos casos que no recuerde absolutamente nada, ya que sufrió un fuerte golpe que le afectó en la columna y también el impacto fue en su cabeza, por lo cual esto afecta un poco al cerebro —Me comenzó a explicar lentamente sobre todo.

Intenté prestarle atención al doctor, pero lo único que mi cabeza repetía una y otra vez eran la pelea, las amenzas, la sangre, y a él junto con ... su muerte.

Al recordar su muerte sentí como mis ojos picaban y las lagrimas amenzaban con salir.

—Estuvimos los primeros 2 meses contactar con su padre, algun familiar que respondiera por usted, y la unica persona que se hizo cargo fue su tia.

—¿Mi tia? —Senti como mi voz raspaba mi garganta. Aun la sentia muy seca —No recuerdo a ninguna tia.

En ese momento entró una mujer. Rodeaba los treinta años. Su cabello era castaño y se veia muy bien cuidado. Y cuando vi sus ojos... supe de inmediato quien era.

Esos ojos los reconocería aun que pasaran cien años.

Eran identicos a los ojos de mi madre.

Pero no era ella. Porque mamá había muerto hace años.

Cuando mi tia fijó sus ojos en mi, brillaron. Y de inmediato se llenaron de lagrimas.

—Keyla. Por dios, es un alivio que estes bien. Vine en cuanto me llamaron.

—Señorita Yund, justamente estabamos hablando de usted con la paciente.

Comenzarón a hablar sobre el tema de los papeles, los tratamientos, entre otras cosas, pero siendo sincera no tome atención a nada. No podia prestar atención, Mi cabeza era un desastre, todo era un caos.

NO DEJES DE MIRARME Donde viven las historias. Descúbrelo ahora