14 REASONS WHY |
Después del suicidio de su mejor amiga, Amerie Moore queda destrozada. Pero cuándo llega a sus manos una caja llena de cassettes que dejó Hannah, dónde menciona y explica las razones de su decisión, Amerie sólo puede pensar en una c...
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AMERIE NO PODÍA CREER LO QUE ESTABA ESCUCHANDO. Hannah Baker, su mejor amiga, había dejado las razones de la decisión de su suicidio. Y no sólo eso, sino que ella formaba parte de esas razones.
Pero, ¿cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo? Le costaba pensar en estos momentos. Su cabeza no dejaba de formular preguntas que solo escuchando podía contestarse. O eso creía ella.
Hasta este momento pensó que había sido una buena amiga con Hannah. ¿Había estado equivocada? ¿Qué fue lo que hizo que llevó a su amiga a tomar semejante decisión? No podía con la ansiedad y con la culpa que estás cintas le provocaban.
Sin embargo, no dejaría de escuchar. El deseo de su amiga fue que escuchará las cintas. Así que, eso haría. Por muy doloroso que sea para ella, las escucharía de principio a fin.
“No dire cuál cinta te introduce en la historia. Pero no temas, si recibiste esta adorable cajita tu nombre aparecerá, lo prometo”
La puerta de la casa se abrió, dejando ver a Elena, la madre de Amerie. La adolescente rápidamente sacó el cassette del reproductor, e intentó mostrarse lo más tranquila posible frente a su madre. Las cosas ya estaban delicadas cómo para decirle lo que había recibido.
— ¿Todo bien, hija? — preguntó Elena, al ver los rápidos movimientos de su hija
— Si, mamá. ¿Cómo te fue en el trabajo? — cambió de tema
— Bien. ¿El colegio? — preguntó su madre, mientras colgaba su abrigo
— Todo bien — asintió —. Mamá, de casualidad, ¿no tienes un toca cintas?
— Creo que si, en mi habitación — contestó mientras dejaba las llaves y celular encima de la mesa — ¿Aún se usan esas cosas?
— Es para un trabajo del colegio — mintió
— Voy a buscarlo — dijo Elena mientras subía las escaleras
Amerie aprovechó el momento a solas para guardar el cassette en la caja, junto con un mapa que traía.
— Aquí está — avisó Elena, terminando de bajar las escaleras
— Gracias, mamá — dijo, acercándose
Agarró el pequeño toca cintas de su mamá y subió a su habitación. Cerró la puerta y buscó sus auriculares.
Una vez que estuvo lista, sin nadie cerca, volvió a reproducir el primer lado del primer cassette.
“Las reglas aquí son bastantes sencillas. Solo hay dos. Regla número uno: ustedes escuchan. Número dos: comparten las cintas. Espero que ninguna de las dos sea fácil. No se supone que sea fácil o les habría enviado un MP3 al correo. Cuándo terminen de escuchar los catorce lados, porque hay catorce lados, deben rebobinar la cinta, volverla a guardar en la caja y compartirla con el siguiente”
