Capítulo 1: Tom y Peter

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No sabía dónde estaba, no sabía cómo había llegado allí, pero lo que si sabía era que todo es ese lugar era naranja. El lugar era amplio, no me podía quejar, pero a ¿Quién se le ocurría pintar el retrete de naranja? Oh, olvide mencionar, me encontraba atada al retrete de un baño...

Todo lo que recuerdo es a Tom y a Peter, esas bestias peludas de siete años que todos conocen como los gemelos Anderson, sacándome la lengua. En ese momento estaba atada a una silla en el patio trasero de su casa mientras ellos bailaban a mi alrededor como si fuesen una tribu indígena, me picaban la espalda con un palo. Me quejé con un pequeño grito y ambos hermanos se lanzaron miradas en plan "ya estamos hartos de esta señora". Para su información yo no era ninguna señora, tenía 16 años. Uno de los dos, Tom o Peter, eran imposibles de distinguir, fue hacia la cocina y volvió con una sartén. Había visto suficientes veces la película "Enredados" como para saber que eso solo podía significar una sola cosa... El gemelo que estaba a mi derecha le paso el arma mortal al gemelo que estaba a mis espaldas. Cerré los ojos y mi cabeza fue golpeada duramente en la sien. Perdí el conocimiento. Exacto fui fuertemente torturada por un instrumento de cocina manejado por un niño de siete años, P-A-T-É-T-I-C-O.

PatéticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora