4. Ayuda

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Charlie quedó impactada. Permaneció unos minutos mirando la gran mancha procesando lo que había sucedido. ¿Había ese sádico demonio rojo asesinado a alguien, acaso estaba herido? - Alastor. Perdón ¿Estás herido? Yo...lo siento muchísimo. Espera, siéntate rápido ahí en el sofá, ahora vuelvo.- dijo la rubia. Esta pensaba en ir a buscar un maletín de primeros auxilios pero antes de salir de esa habitación, una mano la detuvo quedándose un poco confundida. Alastor había reaccionado rápido y antes de que la chica se fuera y él la detuviera enderezó un poco su postura e intentó fingir una sonrisa que expresara tranquilidad para bajar la angustia de la princesa y de los demás presentes. - Charlie, querida, no hay de que preocuparse. Hoy cazar el desayuno requirió un poco más de trabajo y esfuerzo que de lo normal, llegando de tal forma a causar esta peculiar mancha, pero nada que una buena lavada no pueda arreglar. Niffty se encargará de quitarla y ahora si me disculpas voy a dirigirme a mi habitación.- fueron sus últimas palabras antes de darle la espalda a la joven y dirigirse hacia el ascensor.

La ángel de un ojo lo miró un poco con desagrado luego de despedirse, si bien dijo que "cazar" el desayuno requirió un poco más de ¿esfuerzo? recordando que lo que él cazaba y desayunaba era un ciervo pasando por la etapa de descomposición, a lo cual él llamaba delicia. Todos se quedaron pensando un rato, a Husk simplemente le daba igual pero sentía que algo en el fondo no encajaba, Niffty solo hizo una gran sonrisa maniática cuando el más alto mencionó el trabajo ahora asignado para la pequeña, Charlie pensaba en ir detras de él pero tanto ella como su novia sabían que no sería buena idea, ambas sabían que ese demonio odiaba que no respetaran su privacidad y espacio personal, por lo que esta solo suspiró un poco preocupada.- Bueno... Chicos, ya está el desayuno servido en la mesa, venga vamos todos. - expresó llamando la atención de todos ahí, para luego dirigirse al comedor.

Al terminar todos de desayunar, la princesa se dirigió hacia una esquina al lado de un pequeño cuarto donde se almacenaban los objetos de limpieza de la pequeña cíclope, en esa esquina se encontraba una pequeña caja con una linda puertita roja adornada con detalles dorados, y en su interior habían unos botones con tubos y cables. Cada uno de esos botones tenía el número de la respectiva habitación de cada demonio que habitaba en ese lugar marcado con rotulador negro permanente para que al presionarlo mediante los cables hiciera sonar una pequeña campanilla colocada en la entrada del cuarto, esta cuando transmitía su sonido era para indicar que los buscaban en el piso más bajo del establecimiento, pero también la rubia lo usaría como alarma para algunos. Esta campanilla sonó en el cuarto de Angel y su amiga que luego de varias disputas y peleas por quién entraba primero al baño, quien usaba primero el espejo y simplemente molestarse, bajaron para desayunar dejando listo las raciones de comida y bebida de Fat Nuggets, pues iba a ser un día largo para ambos pecadores, cerrando así su habitacion con llave.

Mientras tanto en el cuarto del gobernante del infierno, este ya había despertado a causa de una pesadilla, esto siempre ocurría cada que terminaba de llorar, o dormía preocupado o angustiado por algo. Esta vez su sueño no tenía relación alguna con lo que anteriormente estuvo llorando, con...ella. No, esta vez era con su pequeña y ese felpudo rojo. Soñaba que enfrente de él estaba su linda y dulce niña junto con el cervatillo, y donde en su cabeza solo se podía repetir la misma escena de su hija llamando "padre" a un pecador de la forma más sincera posible y donde solo se veía ese brillo de felicidad en sus ojos. Para Lucifer eso era una pesadilla, siempre quiso estar cerca de ella pero a pesar de su ruptura y el daño que esta le causó no tuvo fuerzas ni valor suficiente como para estar junto a ella todo el tiempo, pues tampoco queria deshacerse tan rápido de esos recuerdos de su familia unida, y para olvidar parte de todo ese sufrimiento se la pasaba haciendo patitos de goma, hasta que sin darse cuenta ahí pasaba la mayor parte del tiempo, encerrado y solo en su burbuja.

Siguió un rato más sentando reflexionando, el sonido de la campanilla la cual estuvo sonando por aproximadamente 5 minutos seguidos lo hizo ahora salir de su mar de pensamientos y así hizo un movimiento con su mano que desprendía un brillo dorado para parar el molesto ruido que esta le causaba. Sacudió levemente la cabeza e intentando convencerse de que ese sueño no era real dió dos chasquidos rápidos para estar envuelto en un polvo dorado y mágicamente aparecer de pie, vestido y arreglado junto con su cuarto ya organizado. Presentía que sería un día largo, según la carta que la princesa dejó el día anterior debían de haber dos actividades el día de hoy, una luego del almuerzo y otra en la hora de la noche por lo que debía de estar ahí apoyándola. Tenía pensado en bajar para encontrarse y desayunar junto a los demás pero justo tocaron la puerta y al abrirla se encontraba su pequeña. Al verla ahí no pudo evitar dejar salir algunas lágrimas, el verla dedicándole un "Buenos días, papá" con ese brillo en sus ojos y mejor, una bandeja plateada con un plato de tortitas bañadas en sirope y con forma de patito. Ahora sí estaba más que seguro de que esa pesadilla no era real, a pesar de ser casi la misma mirada la sentía diferente hacia su persona y si la sentía real.- Pa ¿por qué lloras? Mira te hice tortitas, pero puedo pasar?- preguntó a lo que el otro solo asintió, se secó las lágrimas, y le dió espacio para que entrara para posteriormente cerrar la puerta.

A mi Altura🥀 [RadioApple] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora