Mine

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Las noches no son para pensar, la mente humana está tan cansada después de tomar decisiones todo el día que analizar más cosas es arriesgado en este punto

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Las noches no son para pensar, la mente humana está tan cansada después de tomar decisiones todo el día que analizar más cosas es arriesgado en este punto. Una persona pensando en temas serios tan tarde en la noche solo puede terminar mal.

Lucía había escuchado cientos de veces el clásico "No creas en tus pensamientos después de las nueve de la noche", le parecía divertido como la gente se aferraba tanto a esa idea sin sentido y nunca comprendió a lo que se referían, no hasta que le tocó a ella estar acostada en su cama con un desastre emocional en su mente.

Sus sentimientos habían comenzado a surgir junto a la luna y gracias a eso ahora a altas horas de la noche no podía dormir, su mente estaba perdida entre tanta confusión pero con una tonta sonrisa en los labios que se perdía en la oscuridad de su habitación.

¿Así era sentirse enamorada después de tanto tiempo? Su última relación había sido un desastre, no culpaba a su expareja por como terminaron las cosas entre ellas, las dos habían cometido sus errores para llevar la relación a su fin, sin embargo, Lucía no creía que se iba a enamorar tan profundamente de nuevo, en realidad había pensado que no se volvería a enamorar nunca más.

Pero la vida nuevamente le probó que se equivocaba, cuando unos preciosos cabellos negros llegaron a Karmaland acompañados de la sonrisa más dulce que había visto en su vida, su pequeño sol de ojos azules, Alejandra.

La pelinegra había llegado hace unos meses al pueblo, los mismos meses que llevaba siendo parte del grupo de heroínas y amiga de Lucía, pero la castaña no contaba que sus sentimientos platónicos fueran a cambiar a románticos con el paso del tiempo.

No solo eso, cambiaron con cada día que pasaban juntas, con cada risa tonta que soltaban por chistes igual de ridículos, con cada sonrisa regalada, con cada vista al atardecer que terminaban teniendo después de un largo día de entrenamiento o largas horas en las minas.

Aun así, Lucía era muy buena escondiendo cada uno de sus sentimientos, ninguna de sus mejores amigas había sospechado sobre su corazón latiendo con fuerza cada que Alejandra estaba cerca, cada que la misma la abrazaba o coqueteaba de juego con ella.

Un suspiro salió de los labios de la castaña, quien tomó una almohada para cubrir su cara y ahogar un grito con esta misma, los coqueteos de Alejandra eran un arma de doble filo, pues sabía bien que para la pelinegra era todo un tonto juego, sin embargo, sus palabras sesentían tan reales que llenaban su corazón, al menos hasta que la veía coquetear con otra de sus amigas y reírse sin preocupaciones.

¿Lucía tenía derecho a llorar por eso?

Todo era una tonta fantasía después de todo, la química que había entre las dos era simplemente un invento de su cerebro que alimentaba su deseo de estar entre sus brazos y poder amar libremente sin su miedo de salir lastimada evitando que expresara todos sus sentimientos.

Pero el dolor de verla coquetear con alguien más era tan real, todo su mundo se derrumbaba cuando veía sus lindas mejillas pintarse de rojo cuando Sapo o Rubí le respondían a sus coqueteos con toques o una frase aún más coqueta. El dolor llenaba su corazón cuando recordaba que hace poco había confirmado su relación con Rubí.

Guilty as Sin? || Luckity FemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora