Pa' enamorarte

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Los personajes de esta historia pertenecen a Rumiko Takahashi

PA' ENAMORARTE

KOGA

"Había cancelado los planes de enamorarme, que mal me vi. Pa' no pensar en ella busqué emborracharme..."

-¡Vamos, Koga! Ya olvídala -dijo Miroku ante mi negativa de acompañarlo por unos tragos

-Agh, que ya la olvidé -me quejé, dejándome caer en el sofá de su oficina.

-Entonces ven con nosotros -insistió Inuyasha-, las chicas ya están allá. Además es Viernes.

-Si digo que sí, ¿dejarán de molestarme? -pregunté con fastidio.

-Probablemente -respondió Miroku

-Bien, iré con ustedes. Pero solamente un rato. -Ambos sonrieron cómplices.

La verdad es que estaba agradecido por tener unos excelentes amigos. Aunque parezca extraño, sufrí mi ruptura con Abi; ¿La razón? Me engañó. Sí, sí, me pusieron el cuerno. Duele admitirlo, pero el hecho de que ella me fuera infiel me golpeó más de lo que esperaba. No solo era la traición, sino la sensación de que no era suficiente, de que había algo en mí que no pudo mantenerla a mi lado, y pensar en todo eso, me llevó a querer emborracharme todos los fines de semana para no pensar más en ella. Y aunque muchas veces, Inuyasha y Miroku me insistían en que "Abi no es la única mujer en el planeta", no me sentía con ánimos de salir; no cuando apenas habían pasado dos meses de nuestra separación.

Hoy fue uno de esos tantos días en que insistían en que salieron con ellos y sus novias; siempre me negué, no quiero ser el mal tercio. Pero esta vez, la persistencia de mis amigos había rendido frutos.

-Koga, esta noche será diferente -dijo Miroku con una sonrisa, mientras nos dirigíamos al bar.

-Si, Koga, no tienes que preocuparte -Inuyasha me dio una palmada en el hombro.

Entramos al bar y, como esperaba, el lugar estaba lleno de gente disfrutando de la noche. Las chicas ya estaban en una mesa, riendo y conversando. Al verme, Kagome y Sango me saludaron con entusiasmo.

-¡Koga! -exclamó Kagome-. ¡Qué bueno que viniste!

-Ellos no aceptaron un no por respuesta esta vez.

Me esforcé por sonreír y me senté junto a ellas. Algo me decía que esta noche sería aburrida. Traté de relajarme y dejarme llevar por el ambiente, ignorando el hecho de que era el único sin pareja.

"... pero el viernes te vi"

-¡Kikyo! -gritó Kagome emocionada.

Giré para ver quién era la chica a la que llamaba y lo que vi me dejó en shock. Kikyo era simplemente deslumbrante. Tenía un aire de elegancia natural que destacaba incluso en el bullicio del bar. Su cabello largo y negro caía en suaves ondas sobre sus hombros, enmarcando su rostro de rasgos delicados. Sus ojos, grandes y expresivos, eran de un marrón profundo, casi hipnótico, que parecían mirar directamente a tu alma.

Vestía un sencillo pero elegante vestido blanco que acentuaba su figura esbelta, dándole un aire casi angelical. Sus movimientos eran sutiles y seguros, y al caminar hacia nosotros, su sonrisa tranquila y serena irradiaba una calidez que contrastaba con su aspecto casi místico.

Kagome se levantó rápidamente para abrazarla, y las dos comenzaron a charlar animadamente. Mientras tanto, yo no podía apartar la vista de Kikyo. Había algo en ella que me resultaba fascinante, una mezcla de serenidad y misterio que la hacía destacar entre todos los demás.

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