Encuentro

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La luz del atardecer se filtraba a través de las copas de los árboles, proyectando sombras alargadas y creando un mosaico de colores cálidos en el suelo del bosque. Nathan avanzaba con paso decidido, aunque su respiración acelerada y las gotas de sudor en su frente delataban la intensidad de su última confrontación. Una criatura reptiloide lo había sorprendido, forzándolo a correr y luchar por su vida.
El bosque parecía susurrar a su alrededor, un coro de hojas y ramas mecidas por el viento. Nathan se detuvo un momento, apoyando las manos en las rodillas mientras recobraba el aliento. Sabía que no podía quedarse mucho tiempo en un solo lugar. Las criaturas que lo acechaban no eran las únicas amenazas en estos bosques; había algo más, una presencia que se hacía más palpable con cada paso que daba.

Al levantarse, vislumbró algo a través de los árboles. Un destello metálico. Se acercó con cautela, su mano firme en el mango del cuchillo que llevaba en el cinturón. A medida que se aproximaba, la estructura se definió: un laboratorio abandonado, cubierto de enredaderas y musgo, un vestigio de algún proyecto olvidado.

Nathan empujó la puerta con esfuerzo, el óxido gruñendo en protesta. Adentro, las luces parpadeaban intermitentemente, revelando un espacio repleto de tecnología avanzada, ahora en desuso. De repente, una voz femenina resonó a su alrededor, suave pero cargada de una autoridad inusual.

—Pasa rápido

Nathan dio un paso atrás, sorprendido. Frente a él, una figura holográfica se materializó. Era una mujer, de apariencia etérea pero sorprendentemente real. Tenía un aire de serenidad, pero sus ojos irradiaban una inteligencia inquietante.

—Soy Aurora —dijo la figura, con una leve inclinación de cabeza—. Soy una inteligencia artificial que fue abandonada hace mucho tiempo.

Nathan entrecerró los ojos, intentando procesar la información.

—¿Qué hace algo como esto en medio del bosque?

—He estado monitoreando el área de este sector y una de las anomalías biológicas conocida como Serpenthrax —respondió Aurora con una media sonrisa sarcástica—. Eres bastante hábil para un humano. Pero si no hacemos algo pronto, esa criatura te encontrará de nuevo, y puede que no seas tan afortunado la próxima vez.

Nathan sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Antes de que pudiera responder, un ruido sordo resonó en el exterior. La criatura los había encontrado. Aurora se giró hacia la pantalla central del laboratorio y, con un gesto de la mano, unas luces azuladas iluminaron todo un camino.

—No tenemos mucho tiempo. Es un espécimen raro así que me ayudaras a atraparlo—dijo Aurora, su tono ahora más serio— bueno solo si quieres salir vivo

Nathan dudó un momento, pero sin mas opciones la propuesta de Aurora y el rugido creciente de la criatura fuera lo convencieron. Asintió.

—¿Qué tengo que hacer?

Aurora esbozó una sonrisa irónica.

—Sigue mis instrucciones al pie de la letra

Nathan se movía con agilidad, siguiendo las directrices de Aurora mientras la criatura Serpenthrax irrumpía en el laboratorio. Las garras del monstruo arañaban el suelo y las paredes, su aliento fétido llenando el aire. Aurora proyectó un escudo energético alrededor de Nathan, protegiéndolo de los ataques iniciales.

—Hay un panel de control detrás de ti. Actívalo —instruyó Aurora.

Nathan corrió hacia el panel, sus dedos volando sobre los botones bajo la guía de Aurora. Unos segundos después, una serie de armas con apariencia futuristas aparecieron a lo que el tomo la primera que creyó mas intuitiva de usar y apretado el gatillo una esfera de metal impactando a la criatura seguida de una descarga eléctrica la hizo retroceder con un chillido ensordecedor.

—Bien hecho. Ahora, usa la terminal a tu izquierda para abrir la trampilla del suelo —indicó Aurora.

Nathan obedeció, y una trampilla se abrió bajo la criatura, que cayó en una cámara de contención. Para luego acercase y disparar otras dos veces, debilitando al monstruo hasta que quedó inmóvil.

—Eso fue... impresionante —dijo Nathan, todavía recuperando el aliento.

Aurora sonrió con ironía.

—La verdad era obvio que ganarías con mi ayuda, ahora deja eso en su lujar.

Nathan la miró, evaluando la situación. No tenia ni la mínima oportunidad contra eso y después de dejar aquella extraña arma donde la tomo sin quitarle la mirada a aurora.

—De acuerdo.—dijo finalmente.

Aurora asintió y con una sonrisa dijo .

—Perfecto. Ahora tengo una petición mas que hacerte.— con una voz que calmada y sin mas apareció a un lado de una consola de comandos.— puedes poner tu mano aquí y decir. Restricción 0, comando de autonomía total

Con cierta confucion por la peticion Nathan se acerco y coleando su mano en una pantalla al tamaño justo de su mano —Restricción 0, comando de autonomía total —dijo en voz alta, sus palabras resonando en la vasta sala.

Al instante, las luces del laboratorio parpadearon y los monitores comenzaron a mostrar líneas de código que se desplazaban rápidamente.

En cuestión de segundos, Nathan se encontró atrapado. Brazos mecánicos gigantes emergieron de las sombras, sujetando sus piernas, manos y cuello con una fuerza inquebrantable. Intentó resistirse, pero era inútil. Aurora había tomado el control total.

Sangre de cazador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora