—Hola, soy Heyo. Vale, eso ha quedado muy cutre—. Dije hablando frente al espejo.—¿Que tal todo? No que eres, ¿un camionero?
Dios, toda mi vida preparándome para este momento y ahora tendré que improvisar.
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Me levanté de la cama después de estar pensando durante casi media hora como iba a presentarme. Me vestí con una camiseta de Suicide Silence, unos pitillos negros rotos y mis vans negras. Vale sí, un poco emo, pero amo demasiado el negro, si pudiera me casaría con él, ¡pero no con un negro eh! No confundamos, Kellin Quien es americano.
¡Porfin era el día! ¡El día en que conocería a Kellin!
Hace una semana fue mi cumpleaños y mi abuela me regaló una entrada con pase VIP al concierto de mi cantante preferido, y allí podría hablar y hacerme fotos con mi gran idiolo Kellin Quinn. Se que le costó mucho dinero conseguirla, y me sabe un poco mal... Pero no podría desaprovechar una oportunidad así.
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Después de desayunar cogí mi mochila y me dirigí hacia la cárcel, digo hacia el instituto perdón, a veces los confundo. A la entrada me encontré con mi único y genial amigo Vic. Él me ayudo en mis momentos mas difíciles y siempre estuvo ahí para todo, es una de las pocas personas que valen la pena y por eso lo aprecio tanto.
Entramos juntos a la primera clase de ese larguísimo y perfecto día, química. No podía ni prestar atención a lo que decía el profesor, estaba demasiado emocionada. -Heyo, pss Heyooo. Me susurró Vic desde dos sitios mas allá. -¿Nerviosa por lo de esta noche?. -¡Demasiado! Contesté.
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Y las siguientes cuatro horas siguieron largas y aburridas. Y por fin sonó el timbre. -¡Libertaaaaad! Grité. Y salí disparada de mi aula con las miradas de todos en mi. Me daba igual sinceramente, no tenía contacto con ninguno y todos me caían mal, nunca me importó la opinión de la gente.
Se podría decir que mi clase se dividía en tres grupos: -Los populares, las barbies anoréxicas operadas con mas maquillaje del que necesitaría el trasero de un elefante para que sea bonito, y los "nerds" o "empollones". Oh y luego estamos Vic y yo por supuesto, los marginados que no encajan en ninguno. Pero todo eso me daba igual, y mas hoy, en un día tan importante como este.
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8:00pm
Llaman a la puerta. -¡Ya voooy Viiiic! Grité con mas entusiasmo que un niño con un coche de juguete nuevo. Bajé las escaleras mas rápido que Usaín Bolt. Llevaba los tejanos negros que mejor me sentaban, una camiseta de Nirvana (mi favorita) y conversen negras. Tenía que ir bien vestida para conocer al que seria mi futuro marido no?
-¡Corre vámonos! ¡Sube al coche que kellin nos espera! Me dijo Vic.
Y después de estar todo el camino cantando nuestras canciones preferidas a pleno pulmón llegamos al estadio donde cambiaría mi vida.
