oneshot

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—¿Esto es lo que te gusta?

—¡Sí! Más...más rápido.

Mi intento de pronunciar palabra era un logro, las embestidas que me daba eran tan placenteras que los jadeos llenaban aquella habitación que tantas veces nos vio, nos escuchó, una noche más, dónde su pene estaba tan duro, que me encontraba próxima a correrme, pero no, necesito unos segundos más.

—¿Qué pasa?, no te contengas.

—No… aún no.

—Maldita golosa

—Es...estúpido.

El sonido de nuestros cuerpos lo hacía más excitante, la lujuria se apoderaba de mí, ¿Seré una fetichista?

¡Al demonio! Me encanta como me la mete, como me enviste, su mirada tan profunda cuando me lo hace.

1...2...5...10…

Sus labios se apoderan de los míos y nuestros jadeos se vuelven uno.

12…15...18...20…

Empiezo a mover mis caderas a su ritmo para sentir más profundidad, se que le encanta, elevo mis caderas lo está volviendo loco.

25...28...30…

Mis dedos sienten su sedoso cabello, siempre me ha encantado, ahora más, lo tomo, lo aproximó más a mi, mi lengua baila con la suya, mientras los jadeos y gemidos siguen con lo suyo.

Se aleja de mis labios, su boca se dirige a mis senos para succionar con devoción, tan diestramente succionando, mientras su poderoso pene me sigue abriendo de par en par, dónde mi vagina lo recibe gustosa, ya para este punto estaba tan mojada, que mis fluidos estaban impregnados en él.

Disfrutaba cada segundo, pero sus fuertes brazos me tomaron por sorpresa para ponerme en 4 y metermela tan adentro que mi gemido se volvió grito

—¡¿Qué te pasa maldito estúpido?!

—¡Silencio! Recuerda que eres toda mía—decía, mientras ahora acomodaba su pene para meterlo en mi ano, obviamente sin avisar.

—¡Mierda! ¡Duele maldito!

Como siempre no le importaba, no niego que el primero siempre duele, pero después soy yo la que guía la situación.

Me toma de las caderas y lentamente se mete en mi. El dolor es leve, pero poco a poco se vuelve reconfortante. Ahora soy yo la que me hundiré en él.

1…

2…

3…

Lentamente.

Aunque es un cretino, sabe que esto es a mi ritmo.

4…

5…

Me empiezo a mover más rápido y sabe que lo estoy disfrutando.

Los movimientos son más rápidos y mi excitación está al punto del clímax, mi mano se dirige a mi vagina para darme más placer.

¡Mierda! ¡Qué endemoniadamente delicioso!

—¡Ahhhhh!

No lo pude evitar, placer al sentir su pene y placer que me daba yo misma fueron la fusión mágica y perfecta para sentir el orgasmo que tanto me estaba pidiendo.

Así, al mismo tiempo, su espasmo era la señal que él igual estaba haciendo lo suyo, su esperma recorría mis piernas para caer en las sábanas, al igual que mis jugos salían de mi, para mezclarse en aquella sábana de seda.

Carmesí (Charlastor versión oneshot) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora