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La campana que anunciaba el final del día había sonado. Abril se acercó a Samantha, temblando—. ¿Tienes frío, Abby?—susurró ésta, cediéndole su abrigo a la menor.
 
Las ojeras resaltaban en la cara de la castaña, quien también estaba pálida y sus ojos cristalizados. 
 
No asintió, ni tampoco negó.
 
Solo abrazó a la rubia.
 
La miró a los ojos y sonrió débilmente—. Adiós Samy, te quiero.
 
Y se fue, arrastrando los pies lentamente.

Sarcastic | RivariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora