5. Vistazos al pasado

40 11 0
                                    

Ese fue un día tormentoso, una de las peores misiones que he tenido en mi vida, no por qué el demonio fuera difícil de derrotar, si no que vi morir a toda una familia. El mayor momento de impotencia y desesperación que sentí hasta hace dos años.

—¡Aquí hay una chica con vida!

Cargué a una joven castaña de no más de quince años hasta donde estaban los Kakushi, era la única que respiraba de una sangrienta escena con doce difuntos a su alrededor, su estado era más que deplorable, pero seguía con vida.

...

—Es mi culpa. En esa casa había más de diez personas y solo pude salvar a una.

Mi maestra se sentó a mi lado y me agarró del hombro, como siempre tenia una sorisa en el rostro y una voz dulce pero está vez eso no me reconfortaba para nada.

—No seas tan dura contigo misma. Hiciste lo que pusiste.

—Pero no fue suficiente. Nunca lo es.

—Ay querida, va a haber más veces en las que sientas que no hiciste suficiente, si nosotros pudieramos evitaríamos todas esas muertes, pero simplemente eso no está bajo nuestro control. Y lo que estás haciendo por está chica es admirable, estoy segura que ella te perdonaría.

La volteé a ver, estaba llena hasta el rostro de vendas había perdido una gran cantidad de sangre pero no era nada que no se pueda solucionar. Ella viviría.

Duró en cama casi dos meses, y durante ese tiempo estuve junto a ella, cuidaba sus niveles como sus latidos o su respiración, incluso me ofrecí a darle sus medicinas e inyecciones correspondientes, ahí fue cuando aprendí a inyectar, gracias a ella.

El día que despertó yo estaba a su lado, leyendo uno de los libros de medicina que alcancé a robar de la biblioteca de la finca.
La chica se veía confundida y asustada, por el dolor le costaba moverse pero de igual manera me pidió que la ayudara a sentarse.

—Despertaste.

—¿Dónde estoy?

Miraba hacia todos lados, quizás buscando un rostro conocido, algo que le pudiera dar un poco más de confianza, pero no, solo estaba yo con una mirada llena de preocupación.

—Esta es la Finca Mariposa, aquí la vamos a estar ayudando para que pueda recuperarse y regresar a su vida normal.

—¿Mi madre sabe que estoy aquí?

Quedé helada, no supe que responder, le tenia tanto miedo a su reacción, pero pareció entender lo que le quise decir con mi silencio, aún así le conté.

—Lo siento yo... no pude salvar a su familia.

Su reacción natural fue romper en llanto, lo que solo hirió más mi corazón, tuve que agachar la mirada de lo impotente y avergonzada que me sentía, aunque agradezco que no me haya echado la culpa.

Ella pasaba los días sola sin querer hablar con nadie, ni siquiera salía de la cama aún cuando se lo pedíamos constantemente, yo igual seguía pasando a darle su comida y sus medicinas, ella no hablaba y yo tampoco, veía su mirada tan triste que no me sentía con el derecho de hacerlo, además que me hacía sentir un nudo en la garganta cada que la veía.

Ella fue quien se atrevió a romper el silencio después de esas dos semanas que para mí fueron eternas.

—Nunca me dijiste tu nombre.

La mire sorprendida e intenté sonreírle para transmitirle confianza, como mi maestra siempre me decía.

—Soy Yune Bushida, es un placer.

★ Cielo Estrellado ★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora