A Forever Ride • George Weasley

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[Mansión Tremaine]

Que maravilloso verano, hasta el momento era uno de los mejores.

Eris terminaba de bañarse para correr a desayunar, a pesar de todo lo que se decía de ella, era una bruja común y corriente, y ahora se encontraba más que emocionada, era el último día en su casa antes de ir al mundial de quidditch. No le agradaba mucho la idea de ir con los Weasleys, no porque tuviera nada personal contra ellos pero al ser cercana a Draco, digamos que lo que escuchaba de ellos no era lo mejor y a su vez eran Gryffindors, única casa de la cual ella prefería mantenerse alejada.

Al bajar se encontró a Phobos durmiendo en el suelo, la leve tormenta veraniega había asustado al menor de los Tremaine, el cual había recurrido a su hermano mayor para dormir juntos en la sala de estar. Generalmente sucedía lo mismo y era un hecho del cual Kamille Tremaine estaba muy contenta, la matriarca del clan había luchado con uñas y dientes para sacar a su familia del molde de la estereotipada familia de sangre pura, las diferencias entre todos eran notorias, demasiado notorias de hecho pero eso los hacía únicos, y a su vez comerciables ¿qué mejor que un nuevo y moderno linaje de purasangres para llenar las páginas del Profeta?

Al llegar a la mesa del desayuno la lechuza familiar dejó una carta sobre su plato, era de Harry Potter y decía: "Gracias por uno de los mejores veranos de mi vida, nos vemos en el partido. ¡No puedo esperar!

Pd: ¿Cómo llegas a la locación del partido?"

La joven slytherin sonrió, el futuro elegido y ella se habían hecho bastante cercanos el año anterior gracias a dos factores, el primero Hermione Granger, el segundo era que había sido arrastrada a salvar a Sirius Black con ellos y bueno... digamos que salvar la vida de un asesino serial une a cualquiera.

Ese verano ella lo había invitado a pasar un mes en su casa y para Harry era el mejor verano que había pasado jamás. E incluso se había acoplado bien con casi todos los miembros de la familia, siendo adorado por su pequeño hermano, el cual no podía creer el estar conviviendo con el grandioso Harry Potter, el chiquillo se comportó como todo un guía turístico y fue el encargado, por propia voluntad, de llevar al hijo de James por todo Londres, evitando donde había más muggles, le contó tradiciones de la casa y le enseñó a jugar seis juegos de cartas diferentes. Potter sintió como si realmente perteneciera a esa familia y el futuro elegido no pudo evitar sentirse contentamente triste, debido a que estaba realmente feliz por estar allí pero un dolor en el pecho seguido de un nudo en la garganta aparecía cuando pensaba que jamás llegó a tener nada parecido, a aquella extraña familia.

Aunque todo llegaba a su fin, Hogwarts volvía a abrir sus puertas a los estudiantes y los hermanos Tremaine por más emocionados que estuvieran tenían muy en claro que allí todo sería diferente, porque allí eran rivales.

-Buen día- saludó Phobos desperezándose desde el suelo

-Buen día- respondió Eris-¿Quieres desayunar?

Phobos asintió, estaba quedándose hasta que Helios comenzará su primer año en Hogwarts y luego volvería a su casa con su reciente esposa. El antiguo gryffindor en sus años en Hogwarts intimidaba, tenía un nombre extenso iba en último año, con una sonrisa resplandeciente, podía tener a cualquier chica que quisiera y su clase favorita era historia de la magia.

Pero para su Eris era solamente su hermano mayor, el cual temblaba de miedo la primera vez que pisó la plataforma nueve tres cuartos. El mismo que la molestó tanto cuando ella tenía tres años que la hizo agarrar la varita de su madre para hechizarlo, nadie jamás descubrió que hechizo había sido pero el cabello rubio de Phobos ese día se tornó de un oscuro negro azabache y desde entonces continuó así, sin importar cuanto creciera siempre crecía negro.