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Pavel lo había llevado a desayunar y luego lo había dejado en casa de Sailub. Si fuera por él, hubiera preferido tomar el día libre, pero debía ganar el dinero suficiente para pagar la cuota mensual de la deuda.

Había pasado el día perdido en su propia cabeza, pensando en mil y una cosas que no lo llevaban a ningún punto. Sailub se había acercado a él un par de veces, intentando saber qué le ocurría al joven y no teniendo demasiado éxito al descubrir la razón de su letargo.

Pooh se cuestionó varias veces durante el día si decirle a Pavel que ya no era necesario que lo acompañara, al final ni siquiera sabía por qué lo había invitado. Pavel era un hombre adulto que estaba a cargo de varias empresas, seguro no tenía el tiempo para verlo, sonreírle incómodamente a una señora que le dobla la edad.

La cabeza de Pooh no paró hasta darse cuenta de que ya estaba listo para irse al bar. Se había arreglado casi que en automático, pero había logrado verse bien. Sailub lo llevó en su auto, diciéndole que si necesitaba algo lo llamase. Estaba consciente de algunos inconvenientes que había tenido Pooh con Khun Tsumugi en el pasado.

Pooh entró al concurrido bar, intentando ignorar las náuseas que sentía. Pavel no tardó demasiado en llegar, sentándose en una mesa unos metros de distancia a donde estaba Pooh.

Se veía hermoso, y Pavel no concebía que el menor pudiera lucir tan bien simplemente existiendo. Estaba sentado en la barra, esperando a que llegara la mujer que lo había citado, mientras que Pavel solo lo observaba en silencio desde su lugar.

Cuando la señora tsugumi apareció, saludó de una forma bochornosa al menor, abrazándolo y dándole besos en la mejilla, que le dejaban marcas de labial por doquier.

—Es un placer volver a verte, Pooh —dijo la señora mientras hacía un gesto para que le pasaran alguna bebida.

—Um. Lo mismo digo, Khun.

La vieja abrió su cartera, sacando de allí un tabaco y un encendedor, pasándole el último al menor y poniendo el tabaco entre sus labios.
Pooh encendió el tabaco de la mujer y sonrió suavemente, viéndose claramente incómodo.

—Has crecido bastante desde la última vez que nos vimos, ¿no es así?—la vieja murmuró, mirando al joven de pies a cabeza. —Ya no eres tan afeminado como antes, una lástima. Supongo que es por qué ya eres mayor, has de querer cambiar tu estilo.

Pooh frunció el ceño, mirando de reojo a Pavel, que no apartaba la mirada de la señora.

–No me malinterpretes, te ves mucho mejor así. Como lucías antes, atraías a muchos viejos asquerosos –A pooh se le hizo irónico el comentario.

Khun Tsumugi no paraba de hablar y de decir cosas incómodas mientras fumaba su tabaco y de vez en cuando expulsaba el humo en la cara del menor. Al cabo de un rato, ella empezó en insistir en que Pooh tomará, cosa que él claramente rechazó.

Pooh nunca bebía en su trabajo, sabía que las personas podían aprovecharse de eso y no era agradable.
En ocasiones había tenido que mentir sobre que lo hacía; algunos hombres disfrutaban de la sensación de estar tocando un cuerpo lleno de alcohol; así que Pooh, por más que le asqueara, fingió haber consumido alcohol.

—Oh... Vamos, cariño, solo una copa. —La señora insistió con una sonrisa mientras sostenía el trago frente a Pooh.

—Estoy bien, Khun Tsumugi, no es necesario beber.

La vieja arrugó el rostro, claramente irritada por la respuesta. Apartó el trago de Pooh y bebió el propio, mientras comenzaba a acariciar el brazo del menor.

Pooh respiró profundamente, tratando de ahuyentar el dolor de estómago que estaba sintiendo. La vieja expulsó el humo del tabaco sobre la cara del menor de nuevo.

—¿Crees que deberíamos ir a la habitación entonces?—murmura la vieja, peligrosamente cerca de Pooh.

Pooh miró rápidamente a la mesa donde estaba Pavel, notando que ya no estaba en ella y entrando en pánico.

—Permítame invitarla a un trago, señorita.

Pooh logró ver a Pavel al otro lado de Khun Tsumugi, había abierto un poco su camisa de botones y sostenía dos Martini sobre la barra. Le sonreía abiertamente a la vieja mientras esta pasaba toda su atención al otro chico.

Pooh arrugó su rostro al ver cómo Tsumugi le daba la espalda, intentando adivinar qué estaba haciendo Pavel.

—He visto su forma de vestir y he quedado encantado —dice Pavel con una amplia sonrisa. —Me llamo Art y soy diseñador de moda, un gusto conocerla.

El menor miró a Pavel rápidamente, preguntándole silenciosamente qué hacía.

—Qué encantador jovencito, yo soy Tsumugi —La vieja estrecho su mano con Pavel y le dio un casto beso en la mejilla, dejando pintalabios rojo en la zona.

—Es usted una mujer muy hermosa, señorita Tsumugi. Hay una exhibición de moda exclusiva cerca de aquí, hoy es la última noche que se da. Es una pena, veo que usted ya está con alguien. —Pavel murmuró, mirando dulcemente a la adulta frente a él.

La expresión de Khun Tsumugi cambió, girando en la silla y mirando a Pooh de nuevo.

—No será necesario que trabajes demasiado hoy, Pooh, creo que mejor iré con este jovencito —ella sonrió escalofriantemente. —Ya le he pasado el dinero a Pon, así que no te preocupes. Ya nos veremos luego.

Ella se levantó, siendo seguida por Pavel, que rápidamente le guiñó el ojo a Pooh.

El menor quedó estático en su lugar, tratando de comprender que demonios acababa de pasar. Sacó su celular rápidamente, texteando a Pavel.

<Qué mierda acabas de hacer?>
23:09 pm

<Salvarte de una situación incómoda ;) >
23:11 pm

<Pavel, es mi trabajo.>
23:11 pm

<Como sea, puedo hacer que dejes de hacerlo si así lo quieres.>
23:13 pm

<Envié a alguien para que te lleve a mi casa; llegaré pronto.>
23:15 pm

Pooh quiso llorar en ese momento, llorar tan fuerte como no lo había hecho en todo este tiempo.

Salió del bar con malestar, avisó a Sailub que no volvería esta noche y se subió al auto que Pavel había enviado. El viaje fue algo incómodo, la persona que conducía no decía mucho más de la palabra puntuales y Pooh estaba nada de un colapso nervioso.

Cuando por fin estuvo en la casa, el conductor le pasó una llave para abrir la puerta y se despidió. Pooh entró a la casa, sintiéndose drenado y molesto de repente. Tuvo ganas de gritar, llorar y maldecir porque no sabía cómo había terminado invitando a Pavel y las cosas habían terminado así.

Se tiró sobre el sofá, mirando el techo de madera y contando cuántas hendiduras veía en él.

Su estómago se revolvió y el sofá pareció dar vueltas, su respiración se entrecortó y una gran presión se hizo presente en su pecho.

Grito. Grito tan alto como pudo mientras trataba de esconder su sentir bajo la almohada, que ocultaba su grito.

Escuchó cómo la puerta de abría, dejando ver a un sonriente Pavel entrando.

—Hola, dulzura...

Pooh se levantó rápidamente del sillón a pesar de su mareo, acercándose a Pavel y tomándolo del comienzo de su camisa.

Pooh quiso golpearlo, pero no entendió por qué lo haría realmente.

—Te detesto...

Pavel quedo estático, sosteniendo las manos de Pooh sobre el cuello de su camisa, mirándolo extrañado.

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Holaaaa
Adivinen quien regreso?

Una disculpita por la falta de actualización en estos meses, la verdad no tengo excusas.

Espero disfruten el cap, si es así recuerden votar, comentar y escuchar la playlist en Spotify!!

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⏰ Última actualización: Sep 09 ⏰

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