El ángel del pecado

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¿Existía algo que el cielo considerara mas bizarro que la unión de un ángel y un humano?... la respuesta era sí. La unión entre un ángel y un demonio, pero no estamos hablando de eso en este momento.

Siempre considere que estas uniones no debían ser, desde mi creación se me dejo muy en claro los castigos que el tribunal del cielo les daba a aquellos ángeles desobedientes que hacían actos inmorales con la raza humana. Para mí personalmente la idea de ambas uniones me resultaba imposible. Pero cuando conocí a un humano esta idea cambio repentinamente. Los consideraba la creación maestra de mi padre, pero jamás me imaginaba verlos o bueno ver a uno de la misma manera que el cielo tacho de repulsiva. Jamás me había imaginado amando a ese humano de la forma en que ahora lo hacía. Y me odiaba, odiaba amar a mi protegido de esa manera, mas sentimental e incluso carnal. ¡Era un ángel!, ¡por amor a mi padre!, y esta era una de las creaciones que se me asigno cuidar, entendía eso, ¿Por qué ahora mi idea de aprecio se retorcía de esta manera?

No podía amarlo y abría guardado mis sentimientos en secreto, dentro de un baúl encerrado en lo profundo de mi propia mente, podría vivir amándolo y deseándolo en secreto tortuoso, seguir velando sus sueños, consolarlo en sus tristezas y sintiendo mi corazón plenamente feliz escuchando su risa sabiendo que jamás seria mía que nunca podría serlo; lo habría hecho si este humano no me hubiera amado también.

Había visto con mis propios ojos como encerraban a aquellos ángeles que habían pecado contra el cielo al enamorarse de un humano y mas aun a concebir a las criaturas que ahora llamaban nefilims. Pero ciertamente jamás hubiera podido imaginar que ahora yo... seria quien estaría aquí encerrado a la espera del juicio.

Escuche la reja de mi celda abrirse, no me levante, las cadenas me lo impedían así que solo espere a que la figura de Miguel se posara frente a mí, con su rostro serio y su mirada dura e imponente, sostenía su lanza reluciente con la misma que desterró a nuestro hermano Lucifer al infierno, decían que la crearon especialmente para controlar y exterminar a los impuros; quizás la utilice en mí. ¿A eso vino?, ¿acabara conmigo en esta misma celda?

-Entonces dime ángel, ¿Qué fue lo que hizo ese humano para que tu... unos de los ángeles más rectos del cielo, quisiera pecar?

Miré a mi hermano Miguel y después a los demás ángeles que se reunían alrededor, pude ver en sus miradas el asco y la decepción. Miré uno a uno de mis hermanos, ellos no sabían nada de mi relación con el humano, de mi amor. No sabían como sus labios tomaban los míos con el amor más puro que jamás sentí, sus cálidos brazos rodeaban mi cuerpo y a pesar de yo ser el ángel que debía protegerlo, me hizo sentir seguro. La noche en que me tomo y me hizo sentir el mejor de los placeres, me hizo suyo de la forma mas dulce posible.

-El amor no es un pecado... -me detuve un instante, las runas en las paredes me debilitan demasiado e incluso hablar me resultaba difícil. -Lo amo...

Los ángeles no tardaron en empezar a insultarme, a llamarme pecador, todos excepto Miguel quien los hizo callar. Me miro serio y se quedó pensativo unos instantes, pero después continuo.

-Castiel el ángel del jueves, has sido encontrado culpable de uno de los pecados mas recriminados por el cielo... amar a un humano.

No baje la cabeza, no emití sonido alguno y no rogaria por mi vida. Amo a ese humano de ojos verdes y cabello rubio mas de lo que amo a mi vida celestial y jamás me arrepentiría de eso...

Erase una vez... un ángel y un caballero del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora