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Pudieron haber cuestionado ir a un hotel, ya que tanto en Los Santos como cualquier otro lugar, podían ir a uno, estar ahí, pasarla bien y luego irse, pero, esta era una excepción muy grande ya que no todos los días tienes la oportunidad de follar con dos compañeros de misión en el Bellagio de Las Vegas. El lugar era elegante, un conjunto de diversión y sutileza, el casino los llamaba, pero tenían otras necesidades que atender, Gustabo estaba dispuesto a ir después de terminar con lo que sea que harían.

Pidieron una habitación sencilla, Freddy tuvo el detalle de pagarla e Isidoro le ayudó con el pago, la habitación sencilla no era tan sencilla estando en un hotel de ese calibre. Cuando les entregaron su llave, los tres se dirigieron a su respectiva habitación, el camino fue silencioso, un poco incómodo si pensaban en lo que realmente sucedería cuando pisaran un pie en la cómoda.

Freddy abrió con una tarjeta de acceso, entró primero para comprobar su interior y asombrarse, detrás de él los restantes lo siguieron, la puerta se cerró y para todos ese sonido fue el detonante de su nerviosismo. Gustabo se adelantó a investigar el piso, acercándose a la ventana para admirar las vistas, aún sin ser una suite, era bastante hermosa y espaciosa, incluso tenía su propio bar, no dudo en ir detrás de la barra para tomar una botella de champagne y abrirla.

— ¿Os sirvo una copa?

Isidoro se acercó para tomar asiento en un banco y recargar sus antebrazos en la barra. — Por favor.

— Yo no quiero champagne, soy más de rubias frías. — afirmó chocando su mirada seductora con la del rubio frente a el.

Gustabo le devolvió la sonrisa y busco en la pequeña nevera una botella de cerveza para deslizarla por la madera pulida de la barra. Los tres comenzaron a beber con tranquilidad, había un silencio extraño entre ellos, pero también una tensión que provocaba que se removieron inquietos, al parecer ninguno quería comentar algo de momentos, ya Gustabo había sido quien empezó todo en el baño y algo les decía que era su turno de iniciar algo.

Tanto Freddy como Isidoro se miraron, esperando que alguno de ellos actuara, no sabían si debían turnarse o hacerlo en conjunto, lo cual no era desagradable planteando que prácticamente ya habían estado juntos anteriormente. Gustabo se estaba divirtiendo con la situación, observando en silencio sus movimientos, el ya había ayudado suficiente, pero verlos estáticos le provocó ternura; terminó su copa de champagne y se acercó a Isidoro para tomarlo de la mano y guiarlo hasta la cama.

— ¿Nos esperas, Freddy?

El pelinegro claramente se sorprendió, miró a Isidoro quien estaba igual que él, su mirada lo decía todo “¿Vas a traicionarme?”. El rubio esperó la respuesta de su contrario y al no escuchar nada, se encogió de hombros y retomó su cometido.

— Tete, espera.

— ¿Qué?

Freddy se acercó para tomarlo de la muñeca y encararlo. — ¿Por qué no dices lo que quieres, neno? Nos tienes aquí como tus putos perros siguiéndote, pero no das orden.

Gustabo soltó una carcajada. — ¿En serio tengo que decirlo? Os creí más listos, pero es que solo sois tontos.

— ¿A ti te gusta jugar no? No esperes que me lie a puñetazos con Isidoro.

Gustabo se soltó de su agarré y retrocedió hasta quedar sentado en el borde de la cama. — ¿Quién habló sobre golpearse? Al parecer ya aprendieron a quererse un poco.

Isidoro sonrió al rubio y llevó sus manos a su camisa para retirarlo y arrojarla al suelo. — Yo pido abajo.

Gustabo sonrió de acuerdo, esperando por el contrario quien se acercó de inmediato para buscar sus labios y unirlos en un beso desesperado, Freddy se quedó en su sitio sin saber cómo actuar, por primera vez se sentía extrañado, pero no perdió tiempo, pues Isidoro le llevaba ventaja, comenzó a desvestirse hasta quedar solamente en ropa interior, dejó que sus adversarios hicieran lo mismo y él se dedicó a buscar entre los cajones hasta hallar preservativos y lubricante.

Friday | TWO SHOTS | FINALIZADO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora