Capítulo III

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ALEXANDRA

Miraba la pared con detenimiento, suspiré y giré la cabeza hacia la izquierda, sonreí de lado. Era tan buena dejándolo exhausto... Nah, mentira lo había hechizado, él era el que me dejaba exhausta. Me senté y ahogué un grito de dolor al sentir dolor en mis caderas, al igual que en mi cintura entonces, apoyé la cabeza en el respaldo y cerré los ojos. Carajo... me había dado cuenta de que quería que me volviera follar con la misma brusquedad. Pero no... tenía que irme y mi trama del viaje en avión se vio frustrada por él, maldita sea. Sin embargo me había sorprendido que me atrapara, por primera vez logró alcanzarme... era muy astuto, pero yo lo era aún más. Ni modo de los errores siempre se aprende.

Me levanté de la cama y luego de encontrar mi ropa, me vestí rápidamente porque el hechizo que había puesto en él no iba a durar mucho, como una hora por lo menos iba a durar y debía aprovechar cada segundo. Así que tomé ventaja de la situación y lo dormí. Y sí era un Alfa según me suponía eso quería decir que tenía mucho menos tiempo. Entonces me dirijo a mi bolsa y mi teléfono, hice una llamada a un amigo y subordinado que mi abuelo puso a mi disposición para cuando necesitara algo y llegó ese momento.

"-Señorita..."

-Dime que los aviones ya funcionan...-Le dije con falsedad y él se rió. Busqué mis zapatos mientras hablaba.

"-No, lo siento. Su vuelo fue programado para la siguiente semana, ¿desea que lo programe?-" Esta vez yo me reí. Ese maldito sabía cómo ponerme de buen humor.

-Bien, necesito que me ayudes a salir de Suiza y te asegures de que mi escape sea perfecto, lo suficiente como para que cierta persona molesta no me encuentre tan fácilmente, la próxima vez. Sí tienes que robarle un helicóptero a mi hermano hazlo, entre más real sea mejor.-Miré con deseos de estrangular al lobo durmiente.

"-Bien. ¿La espero cerca de la frontera?-" Me puse las botas.

-Perfecto...-Corté la llamada y miré al lobo durmiente unos segundos, realmente sentía pena por él, creyó que ya me tenía. Que lástima...

Di un chasquido y me teletransporté a mi encuentro con mi subordinado Steve.

(***)

Llegué a mi encuentro con Steve quien me vio en seguida y caminó hacia a mí. Llevaba puestos unos lentes oscuros y por su expresión supe que tenía resaca, típico de los sirvientes de Thanatos... sin embargo lo único que quería era que se encargara de mi magnífico escape.

-Señorita.-Steve me mira a través de sus lentes oscuros, asiento y luego me tiende tres fajos de billetes. Los conté.

-Bien, ¿Ya está todo listo?

-Un hombre dentro del aeropuerto se encargará de que su sustituto esté en ese avión.-Asentí.

-De acuerdo, luego de esto recuerda... yo me fui en avión a Madrid.-Asintió suspirando.-Sí pregunta mi abuelo dile que me surgió algo y no le digas dónde estuve.-Le advertí y él asintió en respuesta a mi pedido.

-Señorita, ¿Hasta cuándo seguirá con este montaje?-Guardé el dinero en mi mochila.-No puede seguir para siempre con esto y lo sabe.

Hasta que ese Alfa se canse y sino funciona entonces lo golpeas, yo pido primero.

Claro...

Dijo mi parte bruja Zoe decidida.

(**)

-No tienes que preocuparte,-Lo miré.-luego de esto podrás pisarme los talones, como antes.-Hizo una mueca y miró hacia el frente.

Me fui usando magia a mi próxima misión.

Italia prepárate...

Claro de Luna II: Lágrimas de Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora