NOCHE

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Fue incómodo a más no poder, pero ninguno de los dos decidió huir. A final de cuentas, no era la primera vez que dormían juntos. San recordó cuando de niños veían películas de terror en la televisión, por supuesto que les daba miedo, pero la adrenalina de hacer algo que no debían podía más que su temor. Después de eso, San ni de loco podría dormir solo, así que le pedía a su hermano que se quedara con él.

También recordó cuando su padre llegaba ebrio y gritaba y destruía la casa, ambos preferían ocultarse juntos debajo de las mantas y no salir hasta el día siguiente. Seonghwa siempre lo abrazaba para que no temiera.

Después, cuando estuvieron por su cuenta, hubo un par de ocasiones en las que San le pidió que se quedara con él, ya fuera por tristeza o porque habían pasado todo el día viendo películas y simplemente caían dormidos en algún punto de la noche. Pero después cambió todo, fue el día en que por primera vez vio a su hermano como algo más que simplemente su hermano... desde entonces San nunca volvió a pedir algo como eso.

Suspiró exhausto al recordar todo y el movimiento de las sábanas a su lado lo hizo volver al presente. Se habían acostado uno al lado del otro en la cama Seonghwa. Era su habitación así que su dulce aroma estaba por todos lados. San intentó mantener la vista en el techo, pero su hermano estaba acostado de lado, sin quitarle la mirada de encima. Intentó mantenerse firme, pero una parte de él también quería voltear.

—Me duele la cabeza —dijo Seonghwa después de unos minutos. San ya no pudo ignorarlo y giró un poco para verlo.

El mayor había tomado un baño, cambiado su ropa sucia por una pijama limpia y la borrachera se le había bajado un poco.

—Ya tomaste un analgésico, intenta dormir, mañana estarás mejor.

El silencio se instaló de nuevo entre los dos, pero con un movimiento que San no pudo prever Seonghwa estiró su mano para tomarlo de las mejillas y obligarlo a qué le dirigiera la mirada.

—¿Por qué me estás evitando? —preguntó de golpe. 

San se tensó de inmediato y quedó atrapado en los oscuros ojos de su hermano quien al verlo confundido decidió aligerar su agarre y comenzó a acariciarle el rostro con las puntas de sus finos y delgados dedos. Recorrió los cabellos azabache como los suyos de su frente y después delineó las perfectas cejas, bajó el tacto por sus suaves mejillas, pasó por su nariz, la quijada y finalmente se detuvo sobre sus labios. Con ambos pulgares jugó un poco con ellos hasta que sintió la respiración caliente y temblorosa quemarle la piel.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó San con la voz temblorosa y tomándolo de las muñecas lo separó por completo de él. 

Seonghwa lo observó con determinación.

—Las personas siempre han dicho que nos parecemos, que tenemos los mismos ojos, el mismo cabello. Pero para mí, tu siempre fuiste el más guapo de los dos. Dime qué persona no caería de rodillas ante ti, qué linda chica no rogaría por un beso tuyo, quien no abriría las piernas para ti.

—Ya basta —sentenció con voz firme y frunciendo el ceño. —Seonghwa, no sé qué estas haciendo, pero por favor, basta y...

Sus palabras fueron cortadas porque su hermano puso su mano sobre sus labios.

—Si dices una sola palabra más me arrepentiré y ésta es la única vez que tendré el valor de hacer esto ¿entiendes?

A pesar de que sabía que debía hacerlo, San ya no fue capaz de detenerlo. Cerró los ojos y simplemente dejó que su hermano se apoderara de su boca.

Ese calor con el que había soñado tantas veces, el sabor que pensó debía ser maravilloso, finalmente era algo real y se sentía mil veces mejor a cómo lo habría podido imaginar.

FANTASIZE // SANHWADonde viven las historias. Descúbrelo ahora